Si quieres una vejez libre de achaques, este artículo es para ti
Una bella ancianidad es, ordinariamente, la recompensa de una bella vida. Pitágoras
Yordy Giraldo
Hace ya muchos ayeres, cuando era una jovencita —irreverente e inconsciente— me burlé de los achaques de una amiga de mi mamá. Ella me respondió que ya me tocaría llegar a la edad de los nunca: “Nunca antes me había molestado la espalda”, “nunca antes me habían dolido las articulaciones”, “nunca antes esto o aquello”. Aún soy joven, sin embargo, hace un tiempo algún doctor me dijo que si no atendía mis problemas de espalda, tendría una vejez muy dolorosa. Desde entonces, cada determinado tiempo no puedo evitar decirme que ya estoy llegando a la edad de los nunca.
Desafortunadamente, cuando tenemos los años a nuestro favor rara vez reparamos en que no siempre será así. La juventud nos impide ver que debemos fincar las bases de nuestra vejez, incluso si falta mucho tiempo para que lleguen los años gentiles. Los años mozos nos piden prever que llegará el día en que nos abrumen las enfermedades, algunas de ellas incluso prevenibles. No creo que haya alguien a quien su familia no le dijera que se comiera las verduras, que no consumiera tantos refrescos y harinas, que se desvelara menos y se ejercitara más, que cuidara su salud pensando en el mañana y estoy segura que si alguno hizo caso, fue excepción a la regla.
La mayoría de nosotros sentimos que seremos jóvenes por siempre y salvo que la vida nos haga un llamado de atención —y a veces a pesar de eso— seguimos descuidando lo que deberíamos cuidar más: nuestra salud. Para tener una vejez con calidad de vida, lo ideal es cuidarnos desde pequeños y no cuando tenemos el tiempo encima, sin embargo, eso no quiere decir que hacer cambios en el presente no sea efectivo. Un conocido refrán dice: “Si quieres llegar a viejo, tienes que escuchar consejo”, por lo que te comparto los siguientes:
1. Mantén tu peso
No estoy hablando de obsesionarte con la báscula ni de mal pasarte, hablo de no permitir que sea la comida la que te coma a ti, sino que seas tú quien la consuma y disfrute en beneficio propio.
2. Haz ejercicio
Una vez más: esto no significa que estés metido en el gimnasio, es que salgas, que te mantengas en movimiento y lejos de una vida sedentaria.
3. Ten una vida social activa
Me refiero a reír, disfrutar y convivir con personas que te quieren y alegran la vida.
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4. Toma agua
Nuestro cuerpo es 70% agua y como tal, debe mantenerse hidratado.
5. Revisa tu salud con regularidad
La prevención, es sin duda la mejor acción.
6. Mantén sano tu espíritu
Procura siempre tener pensamientos positivos, alegres y optimistas. Una mente sana ayuda también a que haya un cuerpo sano.
7. Aléjate de los vicios
Nada en exceso es bueno y esto no es sólo una frase trillada, es un hecho.
8. Date tiempo libre
Salir de vacaciones no siempre es posible, pero el exceso de trabajo y preocupaciones tampoco es sano. Permítete hacer cosas que te gusten y que contribuyan a crear un balance positivo en tu vida.
Crecer no se trata únicamente de hacernos viejos, crecer es sinónimo también de madurar, evolucionar y alcanzar nuestro máximo potencial. Una vida plena no es sólo privilegio de jóvenes, pero como dice otro refrán popular: “guerra avisada no mata soldado”. Cuida de tu salud y disfrutarás de más y mejores momentos con los que amas.
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