¡No tengo tiempo para mí! Mujeres, madres y trabajadoras
Si eres mamá y además trabajas, es preciso que busques pasar tiempo contigo misma y disfrutes de aquellas cosas que te hagan sentir satisfecha. De esto puede depender tu salud física y emocional.
Aida Robles
Las condiciones económicas actuales han hecho que gran parte de las mujeres que son madres, tengan lo que se conoce como una “doble jornada laboral”. Esto significa que no solo salen de sus hogares para realizar trabajos remunerados, sino que también se hacen cargo de labores domésticas, así como del cuidado y atención de sus hijos.
El desgaste físico y emocional que implica dar solución a tantas y tan diversas demandas, sin duda repercute en su estado de salud. Migrañas, dolores musculares y padecimientos gástricos son los más frecuentes en este grupo de madres trabajadoras. Pero el deterioro no solo es físico, sino que también afecta el estado emocional y la calidad de los vínculos que tenemos con quienes nos rodean. Se ha comprobado, por ejemplo, que la falta de sueño no solo se traduce en afecciones físicas, sino que también tiene consecuencias emocionales como la irritabilidad, el estrés, la dificultad para convivir con otros y hasta la aparición de alucinaciones mentales.
Si bien una preocupación constante para muchas madres trabajadoras es el tiempo que le dedicamos a nuestros hijos y la calidad de éste, pocas veces pensamos en la calidad de tiempo que nos ofrecemos a nosotras mismas como mujeres. Y es que responder a las exigencias del día a día, generalmente nos deja poco o nada de tiempo —y de energía— para identificar cuáles son nuestras necesidades y darles cauce. Sin embargo, es importante buscar el tiempo necesario para dedicarlo a las propias necesidades y a cultivar aquellas cosas que nos hacen ser la mujer que somos. Te doy tres consejos que pueden ayudarte a lograrlo.
1. Discrimina entre lo ineludible y lo postergable
Para contar con estos espacios personales es necesario discriminar entre las cosas que no pueden esperar para hacerse, y lo que no es apremiante. Por ejemplo: recoger a los hijos de la escuela, darles de comer y ayudarles con la tarea de día siguiente, son responsabilidades ineludibles, que no pueden postergarse. Pero lavar los trastes y limpiar el piso de la cocina puede esperar mientras dedicas unos minutos para descansar, leer un libro, pintarte las uñas o hacer cualquier otra cosa que disfrutes.
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2. Recuerda y practica aquello que te emociona
Puede parecer una tarea sencilla dedicar unos minutos para hacer los que nos gusta, sin embargo, en ocasiones la inercia cotidiana hace que nos olvidemos de aquellas cosas que disfrutábamos hacer. De ser así, es preciso que hagas un trabajo de memoria y traigas a la mente a aquella mujer que eres y las cosas que te hacen ser ella. No importa lo simples que puedan parecer, si esas actividades te hacen sentir satisfecha. Ya sea escuchar música, ver una película, tejer, pintar, salir a caminar o tomar una siesta, busca estos espacios de forma frecuente para estar en conexión contigo misma.
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3. Dedica tiempo para ejercitarte
Otro recurso que puede ser muy útil, es buscar un espacio en el que puedas dedicar un poco de tiempo para realizar alguna actividad física, de manera disciplinada. Además de los beneficios que el ejercicio otorga a tu salud física, emocionalmente también te ayuda a tener conciencia de tu cuerpo y a disfrutar de un momento a solas contigo misma.
Recuerda que en la medida en que tú te encuentres sana y feliz, tus hijos también lo estarán. Así que vale la pena buscar las mejores formas de conjugar tu ser mujer, madre y trabajadora.
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