Una diversión inocente: adolescentes que se embriagan en fin de semana

Muchos expertos han preguntado directamente a los adolescentes por qué beben periódicamente. ¿Quieres saber lo que han contestado?

Rafael Vázquez

Se acerca el fin de semana. Los jóvenes asisten a clase con una efervescencia que no se ve en otros días de la semana. Sin embargo, aunque no están durmiéndose en clase ni mostrando su tedio con gestos y muecas de fastidio, tampoco están concentrados en lo que el profesor enseña. Están eufóricos porque en cuanto suene la campana que anuncie el fin de la jornada escolar, podrán salir corriendo al pequeño carnaval de fiesta, música, ligue y alcohol (cuando no incluye otras drogas).

Yo le llamo: “la religión del viernes”. Parecería que los chicos pueden fallar a cualquier compromiso durante la semana. Pueden incluso abandonar responsabilidades familiares, académicas o laborales, pero el ritual del viernes por la tarde-noche no puede ser aplazado.

Alguien podría decir que no hay nada de malo en todo ese caudal de diversión; que se trata de jóvenes y que ellos tienen derecho a divertirse. Por supuesto que tienen derecho a divertirse, salvo que el alcohol es una droga, es un delito que sea consumida por menores de edad, y genera adicción en los jóvenes. No solo ello, sino que los adolescentes —y la mayoría de los adultos jóvenes— no saben poner límite a su ingesta de alcohol. No, nunca se puede hablar de una mera diversión juvenil.

Nuestros jóvenes

Reza un dicho popular que el alcohol es un gran lubricante social. Quienes saben de bebidas pueden degustar y valorar el sabor de alguna preparación u otra, haciendo de la bebida en cuestión un asunto de plática en sí para establecer relaciones de confianza, sin tocar temas de carácter demasiado personal, como la religión o la política. Otras personas que beben habitualmente, lo hacen para acompañar sus alimentos, como aperitivos o como digestivos que se toman después.

¿Lo hacen así nuestros jóvenes? Al parecer, no. En México y muchos países de Latinoamérica el alcoholismo en adolescentes es desde hace décadas un problema de salud pública. No sólo es el eslabón final en la causa de la mayoría de los accidentes de vialidad, lesiones de leves a graves y homicidios imprudenciales que ocurren entre la noche del jueves y la madrugada del domingo en las grandes ciudades, sino que también comienza a ser un fenómeno relacionado con la creciente incidencia en la población adulta joven y adulta de males como la diabetes, distintos tipos de cáncer, la cirrosis y la depresión, sólo para dejar de lado la adicción, de la que hemos hablado ampliamente en familias.com.

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¿Me dejas agregar un dato espeluznante? La Central de Alcohólicos Anónimos de la Ciudad de México ha reportado en los últimos tres años un crecimiento de 30% de participantes entre los 12 y los 15 años. De igual modo, los participantes que se integran entre los 15 y los 20 se han incrementado en un 35% en el mismo periodo. Si averiguas los datos de tu localidad, podrías sorprenderte de igual forma.

Lee este artículo sobre el fenómeno en México.

¿Por qué beben?

Los variados y numerosos estudios que se han realizado han incluido la pregunta hecha directamente a los adolescentes y jóvenes que beben periódicamente, y sus respuestas se pueden agrupar en estas orientaciones principales:

Bebo para embriagarme

Prometo dedicar un artículo a elucidar qué es lo que hace que un joven o adolescente busque de su propia iniciativa entrar en un estado de ebriedad, en el que se pierde un alto porcentaje de la capacidad de percepción y de conciencia. Quizás sea una realidad muy difícil de aceptar, pero beber para embriagarse es, sin importar la edad, una conducta francamente autodestructiva.

Bebo para integrarme entre mis amigos

Y ahí está el elemento social. Ojalá el mecanismo fuera como el que describí arriba. Pero no es así. Se trata de una especie de vergüenza, de un sentido torcido del honor: “Si no bebes alcohol, entonces eres cobarde”. Se convierte en una especie de ritual iniciático que atrae la aprobación de los demás.

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Bebo para perder el miedo

Es bien sabido que la ebriedad incluye la desinhibición. Por desgracia, “darse valor” es un nivel frecuentemente superado por la imprudencia. Cuando uno está ebrio, pierde la capacidad de valorar circunstancias peligrosas, como la alta velocidad o la inminencia de una riña. El resultado podría verse en un hospital o en la morgue.

Este artículo sopesa las razones éticas y sociales por las que los jóvenes son proclives al alcoholismo.

¿Cómo comienza? ¿En qué lugares ocurre?

Los adolescentes comienzan su relación con las bebidas alcohólicas por la influencia de los amigos, compañeros de la escuela, etc. Y la mayor parte de las veces que beben alcohol lo hacen en los autos, durante los festivales musicales y los eventos deportivos (sí, aun en los cuales ellos son los atletas).

¿Y qué hago?

Es un hecho que no puedes vigilarlos todo el tiempo, pero sí puedes ayudarlos a evitar determinadas circunstancias, y puedes darles guía sobre cómo escoger a sus amistades y cómo tomar las mejores decisiones. Si tu hijo ya ha comenzado a beber con regularidad, ayúdalo a conocer todos los efectos orgánicos, sociales y psicológicos. No pases por alto el hecho de que un consumo regular puede generar adicción, y nunca dejes de estar al pendiente.

Te invito a leer: Paquete de ayuda para las adicciones

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