Vence el miedo al fracaso y empieza a triunfar.
El miedo es un sentimiento paralizante. El temor que tenemos a confiar en nosotros mismos hace que nos conformemos con mejor malo por conocido que bueno por conocer. Vence el miedo al fracaso y empieza a triunfar.
Yordy Giraldo
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Durante años cerraba los ojos y se imaginaba muriendo. Podría decirse que era un deseo, y era tan infeliz que sus sueños no eran de vida, sino de muerte. Sin embargo, cada mañana hacía exactamente lo mismo que el día anterior, y el otro antes, y así sucesivamente en reversa. No quería vivir así, pero se sentía incapaz de hacer algo. ¡Tenía miedo!
Y es que el miedo es un sentimiento paralizante. Y es tanto así que el miedo a estar por nuestra cuenta es lo que las más de las veces no nos permite dar ese paso tan necesario para avanzar en nuestras vidas. El temor que tenemos a confiar en nosotros mismos hace que nos conformemos con mejor malo por conocido que bueno por conocer, renunciando por adelantado a cualquier posibilidad de éxito que la vida pueda tener para nosotros.
Esta actitud es la que nos lleva a no atrevernos a emprender ese negocio, a estudiar esa carrera, a abandonar la casa de nuestros padres, a decir adiós a esa vida de insatisfacción en la que nos encontramos, y tanto lo posponemos en espera de una mañana que no permitimos que llegue, un momento ideal que no parece serlo nunca, y de pronto nos percatamos que la vida ha pasado y que seguimos estancados en el mismo lugar.
Dicen que los tiempos de Dios son perfectos, mas si no nos abrimos a esos tiempos, si no somos receptivos a las señales y no hacemos nuestra parte, ningún poder supremo podrá empujarnos a hacer lo que nos toca para alcanzar todo nuestro potencial.
Recuerdo un chiste sobre un hombre que se está ahogando y en medio de la tempestad le pide a Dios que le ayude; pasa un barco a su lado cuyos tripulantes le dicen, “Sube”, pero el hombre les agradece y rechaza la invitación, pues él confía en Dios y espera que lo socorra; del mismo desfilan otras embarcaciones que le ofrecen auxilio, pero a todos da idéntica respuesta. Finalmente el hombre muere y va al cielo, donde le reclama a Dios por qué lo dejó morir, a los que este responde, “Yo no te dejé morir, tú así lo quisiste, porque yo te envié varios barcos y a ninguno quisiste subir”.
De modo semejante sucede con quienes dejamos que las oportunidades pasen a nuestro lado sin atrevernos a estirar el brazo para alcanzarlas; nos quejamos de nuestra suerte, pero la suerte no es que las cosas te lleguen directo a las manos, sino saber qué quieres, prepararte para tener las herramientas que te ayuden a conseguir lo que buscas y hacer lo necesario para que suceda.
La mejor forma de vencer el miedo cuando se ha apoderado de nuestra mente es encararlo; sin embargo, nadie afronta una batalla desarmado; por ello, para enfrentarlo y vencerlo necesitas:
Capacitarte
Mientras más preparados estamos mayores conocimientos poseemos, más confianza depositamos en nosotros y en nuestras capacidades.
Ocúpate
. No te quedes sin hacer nada, porque el ocio es la madre de todos los vicios, y una mente ociosa divaga hacia los peores escenarios.
Aleja de ti malas influencias
No te rodees de personas que se empeñen en destacar el lado negativo de las cosas todo el tiempo, pues corres el riesgo de contagiarte de su actitud. Una cosa es el miedo como respuesta a un peligro real y tangible y otra muy diferente es el miedo imaginario, el que no tiene sustento real y que, al final, es el más peligroso.
No veas el miedo como algo malo
, sino como un sentimiento común como la alegría; acéptalo y capitalízalo, que te sirva para estar alerta.
Piensa que el fracaso es tan solo una opción, como lo es el triunfo y que solo intentándolo podrás descubrir si estás o no haciendo las acciones correctas.
No cierres los ojos, no te limites, no escondas tus brazos, no permitas que tus sueños sean pesadillas; aliéntate, supérate, cree en ti y mantente en movimiento, nunca nadie ha llegado a ningún lugar si se queda estático. Recuerda que se hace camino al andar.