2 poderosas razones para elegir un parto en agua
Atrévete a vivir un parto siguiendo únicamente las señales de tu cuerpo, con libertad de movimientos y en un ambiente íntimo y cálido.
Marilú Ochoa Méndez
He tenido cinco partos y puedo considerarme experta en la materia. Los cuatro primeros fueron partos normales, con anestesia y en quirófano, ya que ni siquiera me planteé que podría elegir una forma distinta de hacerlo. Fui a la cita con el ginecólogo y simplemente seguí sus instrucciones. Asistí a un curso psicoprofiláctico de dos días, pero siempre pensé que las mujeres que elegían “sufrir” un parto sin anestesia era porque les gustaba eso: sufrir. Sin embargo, conforme fueron creciendo mis hijos, me interesé más por el tema de la crianza respetuosa y escuché un término nuevo para mí: el parto humanizado. ¿Lo has escuchado tú? A continuación te comparto algo al respecto.
Parto Humanizado
De acuerdo a lo que señala la página www.partohumanizado.com, la idea de este planteamiento es “recuperar el parto como un evento natural, seguro, saludable y trascendente, para el que las mujeres están preparadas naturalmente”. Quienes lo promueven afirman que se ha desempoderado a la mujer al “clinicalizar” este evento tan importante en su vida, indicándole a la mujer qué debe hacer y cómo debe hacerlo, cuando la propia naturaleza —si se le sabe escuchar— es la mejor guía para vivir un parto. Un ejemplo de esto, es que la decisión de colocar a la parturienta acostada no tiene nada que ver con facilitarle la expulsión del bebé, sino con hacer más accesible el manejo para el médico. Es evidente que al estar en dicha posición, se cuenta con la gravedad en contra para que nazca el bebé y muchas veces se realiza la maniobra de Kristeller (que consiste en empujar al bebé desde las costillas de la madre hacia la vagina como si se estuviera exprimiendo una pasta dental) para ayudarlo a acercarse al canal del parto, maniobra que puede producir desgarro del periné, desprendimiento de placenta, entre otras muchas consecuencias negativas. Sin embargo, ante esto existen opciones que permiten hacer de esta experiencia un momento mucho más placentero y seguro, como el parto en agua.
¿Por qué es buena idea considerar un parto así?
1. Porque tú puedes
Eres mucho más fuerte y valiente de lo que te imaginas. De manera general, hoy en día solemos huir del dolor, y en el caso del parto nos da miedo no soportar las contracciones y el alumbramiento. Éstas son algunas de las razones por las que muchas mujeres eligen vivir un parto tradicional: recostadas en el quirófano con anestesia local y hospitalizadas.
¿Sabías que la anestesia epidural que se aplica en los partos clinicalizados, retrasa las contracciones? ¿Y sabías que la oxitocina que comúnmente colocan en el suero de la parturienta, retrasa la producción natural de la misma hormona y merma el apego mamá-bebé? ¿Qué te parece? Estar bien informada, es una herramienta clave para elegir.
Actualmente existen muchas alternativas para manejar el dolor en esta experiencia: ejercicios de respiración, masajes, palabras cálidas, contención e introducirte en una tina con agua a temperatura entre tibia y cálida, misma que ayuda a ablandar los tejidos esenciales para hacer más fácil la salida del bebé.
2. Porque despierta tu fuerza interior
Cuando te preguntas el porqué de las costumbres sociales y decides echarte un clavado en el “¿por qué no?”, pueden surgir experiencias maravillosas. Entre ellas, que comiences a escuchar a tu cuerpo y que confíes en el milagro que ha puesto Dios en él, no sólo para concebir y dar vida, sino para hacerla surgir de ti. En mi experiencia, fue impresionante darme cuenta de cómo mi cuerpo “hacía nacer” a mi bebé, no era que yo me concentrara y pujara cuando sintiera la sensación, sino que me hice una con mente, cuerpo y corazón. Fue un estado diferente de consciencia y, de repente, tenía en mis brazos una angelita preciosa, sin poderlo creer. No sabía que fuera capaz de hacer eso. Sinceramente, me sentí más fuerte y, ¿por qué no? hasta poderosa después de vivirlo.
Dios ha puesto en nuestro cuerpo muchos regalos hermosos. A veces, por la costumbre, ni siquiera volteamos a verlos. En mi experiencia, vivir un parto humanizado es uno de estos preciosos regalos. Si te decides a abrirlo, espero que te enriquezcas tanto como yo.