3 hábitos que están destruyendo tu vida
Cualquiera diría que voy a describir el formidable tren de vida de un soltero o de alguien muy exitoso. ¿Sabes hacia dónde te llevará ese estilo de vida?
Rafael Vázquez
Son las 7 a.m. Suena el despertador. Lo apagas con la idea de levantarte en unos minutos. Anoche te dormiste a las 2 a.m., preparando el informe que debes presentar hoy ante el consejo de administración, o calificando exámenes de tus alumnos, o estudiando, o viendo esa película que daban en la televisión, o peleando con tu novia por Whatsapp o Facebook, o poniéndote al corriente con tus amigas de la secundaria, o intentando llegar al siguiente nivel en el juego de video…
En fin, terminas levantándote a las 7:40 a.m. y corres a ducharte, escoger tu ropa, vestirte y peinarte. Si eres mujer, apenas llevas la mitad de la operación y ya debes salir al trabajo, porque el trayecto dura una hora. Así que decides maquillarte en el auto o en el bus. Y aunque seas varón, para evitar más retraso pospones el desayuno hasta la hora del almuerzo y bebes un largo trago de café para “despertar por completo”.
Para mitigar el frío de la mañana, vas fumando en tu carro o mientras llega el bus. Al fin llegas al trabajo y, para estar alerta, sacas de la máquina expendedora una taza de café exprés o un vaso de chocolate con leche. Y así sobrevives hasta el almuerzo. Después de comer te asalta el sueño, resultado de tu noche mal administrada. Vuelves al café o fumas para “relajarte y despertarte”. Si en la tarde hace más calor que frío, no buscas café, pero sí una golosina de chocolate o un refresco de cola para ayudarte a resistir despierto hasta el fin de la jornada.
Cuando sales del trabajo, sientes que tu creatividad crece y procuras estimular tu vida social. Vas con tus amigos, sales con tu novia, asistes a un recital, etc. Al final, entrada la noche, decides alegrarla obsequiándote una gran cena. Finalmente, como no tienes mucho sueño, comienzas a trabajar en asuntos pendientes, o en el informe para el consejo de administración, o a socializar por internet, o a ver una película, o a platicar con tus amigos, hasta las 2 de la mañana, otra vez.
Cualquiera diría que describí el formidable tren de vida de un soltero (o de un casado que sabe vivir bien), pero lo único que he descrito es el perfil de un individuo que se encamina directo al colapso inminente de su salud, primordialmente de sus sistemas nervioso y circulatorio. Nada más.
Debes dormir bien
Debemos dormir entre 7 y 8 horas diarias, pero esas horas deben ser entre las 10 de la noche y las 6 de la mañana. No cuenta la media hora que duermes en la clase de Derecho Mercantil Marítimo, con ese profesor viejito que habla muy despacio, sumada a las seis rondas de diez minutos de sueño, producto de quedarte dormido en el metro o en el bus. Dormir menos que lo indicado o dormir fuera de las horas indicadas, somete a tus neuronas a situaciones de tensión (estrés) muy severo, y comienzan a morir. Y las neuronas no se regeneran. Resulta absurdo “quemarse las pestañas” estudiando hasta altas horas de la noche, porque pierdes más de lo que ganas.
La verdad sobre el café
La sensación de alerta que produce la cafeína no es otra cosa que una pasajera alteración de la sensibilidad. Es el efecto mismo de cualquier droga, sea legal o no. Esa sensación de bienestar disminuye a medida que el cuerpo lo metaboliza, hasta que desaparece para dar paso a una sensación de malestar que exige que tomes otra vez la sustancia. Esa sensación desagradable, la llamamos síndrome de abstinencia. Si tomas más café, vuelves a sentirte bien por un rato. ¿Estoy insinuando que eres adicto a la cafeína? No lo insinúo, lo digo con todas las letras: el café es adictivo, y prueba de ello es que muchos toman café descafeinado y sienten aún que la sensación de bienestar llega, gracias al efecto placebo. ¿Y el chocolate? Sólo te diré que tiene también importantes concentraciones de cafeína.
El cigarro
Haré a un lado el daño que pueden sufrir tus pulmones, tu corazón, tu garganta, tu boca y lo irritante que resulta estar cerca de alguien que fuma, incluso en lugares abiertos. La nicotina funciona exactamente igual que la cafeína. Te da una sensación pasajera de bienestar, que estimula tus neuronas y te hace creer que se te quitó el frío. ¿De veras crees que no es adictivo el cigarro?
En resumen
Tomando café para mantenerte despierto y “concentrado”, y fumando para sentirte a gusto, solamente estás sometiendo a tu sistema nervioso a un estado generalizado de alerta. Pero no de una alerta que propicia la concentración y la toma adecuada de decisiones, sino una alerta semejante a la que se presenta cuando tu vida corre peligro. Tus neuronas están sobrecargadas de estímulos de riesgo y peligro. En otras palabras, están viviendo al límite. Añade a eso la tensión por el trastorno del sueño. Estás tomando un coctel que derivará en crisis de ansiedad, cambios incontrolables de humor, riesgo de otras adicciones y, por supuesto, el colapso generalizado de tu sistema nervioso.
Puedes no creerme, pero si este artículo es en lo suficiente alarmante como para que te pongas a investigar más sobre el café, el cigarro y los trastornos de sueño, habrá cumplido con creces su objetivo.
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