Reconcíliate con la Navidad, haz una Navidad diferente.

“Feliz, feliz Navidad, la que hace que nos acordemos de las ilusiones de nuestra infancia, le recuerde al abuelo, las alegrías de su juventud, y le transporte al viajero a su chimenea y a su dulce hogar” Anónimo

Yordanka Pérez Giraldo

Más allá de los gastos que tendemos a exagerar sin necesidad en esta época; más allá de la parafernalia de luces y árboles artificiales; más allá incluso de si la Navidad es o no una festividad que nos pertenezca, más allá de ello, las pascuas son una época de renovación, de ciclos que acaban y otros que comienzan. Es algo que ha tenido su equivalente en cada cultura del mundo.

Pero más allá de todo eso y de todo lo que gusten agregar, la Navidad es una época de adviento. Es decir, es una época de llegada: puede ser la llegada del amor, de la esperanza, de los cambios, de liberación. Es una época de entrega, un símbolo de apego y cariño para nuestros más cercanos, pues si algo caracteriza este tiempo, es la unión familiar.

Y aunque fuera solo por eso, vale toda la pena preservar esta hermosa tradición que en medio de todo el caos que vivimos, nos obliga a tomarnos un espacio para pensar en las personas que amamos y nos aman. Es una tradición que nos hace poner nuestro empeño en cumplir los deseos de nuestros seres queridos y desearles todo el bien que la vida pueda regalarles.

Si acaso has dejado que el exceso de publicidad acabe con tu confianza en estas fiestas, recuerda que antes que los medios, las ofertas y los disfraces de Santa Claus, es el momento ideal para renovar nuestros compromisos con nosotros mismos y con quienes compartimos nuestra existencia.

Para ello no necesitas dejarte llevar por los cánticos, ni los adornos multicolores. Éstos, aunque innegablemente hermosos, poco aportan más allá de la estética. Mi consejo es que no te desgastes en sobre decorar tu casa: mejor utiliza este tiempo para reconciliarte, prepararte para el año que inicia, para descansar, compartir, y reanudar tus ganas de vivir y de crecer espiritualmente. Si te faltan ideas para hacer algo diferente que te permita despojarte del Grinch en el que tanto materialismo trata de convertirnos, te propongo algunas ideas:

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  1. Abandona la típica mesa atiborrada de comida y bebida que sólo es un homenaje a la gula. En vez de ello, qué tal si decides convertir estos días en días de juegos familiares, noches de películas, de recuerdos añejos de tu familia.

  2. En vez de regalos carisísimos, mejor regala cartas. Cartas de perdón a quienes hayas lastimado, de reconocimiento a quien no hayas valorado, de buenos deseos a quienes amas.

  3. Deja de esperar recibir. En vez de ello, ¿por qué mejor no das? ¿Qué tal si preparas chocolate caliente, y algunos sándwiches y sales con tu familia a regalarla a los más necesitados? O de alguna otra manera, busca dar a los que no tienen esa noche una mesa a la cual sentarse.

  4. Lejos de las uvas y los deseos que muchas veces no son más que una mera formalidad, ¿por qué no tomas de las manos de los que amas y se enlazan en un ruego a la vida para que los mantenga unidos y amándose siempre?

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  5. Háganse promesas para ser mejores personas el año que viene y todos los años.

  6. Regálense un día para hacer aquello de lo que tienes ganas, regálale ese día a cada uno de los integrantes de tu familia, y hazlo con toda la buena voluntad y ganas de disfrutarlo.

Si te faltan ganas para inspirarte en esta temporada, recuerda que estás vivo y que mientras haya vida existe la posibilidad, por remota que pueda parecerte, para alcanzar tus metas. Busca en tu interior y nutre tus anhelos para ser feliz, para amar, para amarte. Aférrate a eso; no dejes de creer que es posible y que lo mereces. La vida es el más grande regalo del universo para nosotros no lo desperdicies en esta temporada navideña, ni nunca.

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Yordanka Pérez Giraldo

Yordanka Pérez Giraldo, Cubana de nacimiento, mexicana por elección.