Soy madre de un niño especial y diferente

Ser madre de un pequeño con necesidades especiales puede ser sumamente abrumador, una tarea reservada para titanes y ángeles como tú. No pierdas la calma, todo lo que vives y sufres, vale todo el esfuerzo y sacrificio.

Emma E. Sánchez

Tengo la gran oportunidad de trabajar en el campo de la educación, con familias de todo tipo y el privilegio de conocer y convivir con las madres de niños con necesidades especiales. Ellas son mis favoritas, mis heroínas y mis grandes ejemplos de vida.

Este artículo está inspirado en ellas, en ti, que en algún lugar lees este artículo porque tú también —como otras grandiosas madres— tienes un niño especial y único. Para algunos, escuchar por primera vez que serán padres de un niño especial y diferente resulta ser algo difícil de aceptar y asimilar; así se inicia una aventura que transformará no solo tu vida, sino tu mundo entero. ¿Me permites compartirte algunas experiencias de otras familias?

1. Aceptar y amar incondicionalmente

La familia Rodríguez alguna vez me comentó que lo más difícil de asimilar es justamente eso: aceptar que tu hijo no es como el resto de los niños, como tus sobrinos, los niños de la cuadra y que las expectativas que tenías puestas en él, debes olvidarlas por tu bien. Cuando sinceramente aceptas esta condición de vida se acaban los reclamos para transformarse en razones, y las dudas se convierten en seguridad y certeza de que todo estará bien. En tu familia y hogar surgirá un nuevo tipo de amor, más puro, más noble y que superará todas las expectativas que un día te hiciste.

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2. Hablar de tu hijo con otras personas y familiares

Cuando comienzas con la aceptación, hablar de la condición de tu hijo con otros, es vital. De la manera en la que presentes a tu hijo y te expreses de él y tus sentimientos, dependerá mucho el cómo todos los que te rodean tomen la noticia y respondan a ella. Regularmente la familia y los amigos cercanos comprenden pronto la situación y se vuelven solidarios; no te sientas mal ni le des mayor importancia si alguien no reacciona como tú lo esperas o se aleja de ustedes. A veces ellos también requieren procesar la información que les has dado.

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3. Vencer la frustración y el miedo

Frustración por las cosas que siempre imaginaste y que simplemente ya no serán, por la gente que ofenderá a tu hijo y que no podrás corregir, por la gente que es incapaz de ponerse en tu lugar y comprender por lo que estás pasando. Podrás sentirte sola, dudar y tener mucho miedo al futuro, a lo que pasará con tu hijo conforme crezca y ya no estés con él. Cuando esos sentimientos lleguen, ¡deséchalos inmediatamente! Haz del pensamiento positivo un hábito personal. Busca especialistas y a otras madres cuyos hijos experimentan el mismo desafío que el tuyo y juntas fortalézcanse.

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4. Llegar a comprender la vida de una manera totalmente diferente

Muchas familias comentan de manera generalizada cómo cambia la vida, pues se olvidan cosas vanas como competir con otras familias y sus hijos o perseguir cosas inútiles y sin sentido. De repente, cada avance —por mínimo que sea— se convierte en todo un éxito familiar. Se cuida más de la familia, del tiempo que se pasa juntos y se valoran las cosas realmente importantes. Los integrantes de familias donde hay niños autistas, con algún síndrome o simplemente con capacidades diferentes, desarrollan atributos como la humildad y el perdón a niveles casi celestiales.

5. El verdadero significado de la fe y la esperanza

Una familia así es una bendición para quienes le rodean, porque todos nos volvemos un poquito más solidarios, aumentamos nuestra comprensión y juntos nos volvemos más sensibles a todos los niños y personas en situaciones similares. La fe es la fuente de fortaleza y la esperanza una forma de vida maravillosa, que te permitirá superar cualquier diagnóstico médico, cualquier desafío y que te acercará los recursos que tu hijo requiera a lo largo de la vida. Ten fe, todo va a salir bien y tu hijo disfrutará la vida, pues lo que hoy siembras dará muy buen fruto en el futuro.

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Todos nosotros debemos trabajar por un mundo que incluya a todos, que no discrimine y que sea un poquito más humano. Tú eres la mejor madre que tu hijo pudiera tener.

Toma un momento para compartir ...

Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.