5 cosas que hacemos para impresionar a los demás causando el efecto contrario
Si aún no entiendes porque la gente se aleja de ti en lugar de acercarse, te invito a leer lo siguiente. Quizás descubras cuales son las actitudes en las que te estás equivocando.
Elizabeth González Torres
Una de las necesidades sociales más imperiosas que tenemos los seres humanos -en la actualidad- es la de impactar o impresionar a las personas que nos rodean. Debido a que vivimos en un mundo en donde se nos exige, frecuentemente, dar una proyección positiva acerca de nuestra persona, es que buscamos diversas formas de deslumbrar o sorprender a los individuos con los que convivimos día con día.
Ya sea en nuestro círculo familiar, profesional o de amistades, todos hemos deseado -en algún momento de nuestra vida- sobresalir y demostrar nuestro potencial. Sin duda, es probable que tú y yo, en mayor o menor medida, siendo más o menos discretas, hayamos actuado de determinada manera para llamar la atención de esa o esas personas que consideramos importantes o significativas.
Sin embargo, es importante entender que -una gran mayoría de las veces- al decidir dar una impresión impactante acerca de lo que somos, podemos caer en la fanfarronería y ridiculez. En efecto, en muchas ocasiones podemos causar una impresión negativa y poco agradable ante los ojos de los demás sino cuidamos nuestras palabras, acciones y expresiones.
Conocer cuáles son algunas de esas cosas que hacemos para impresionar a los demás causando el efecto contrario, nos ayudará a evitar malas experiencias y erróneas percepciones acerca de nosotros. Por ello, a continuación te comparto -mi estimada lectora- solo 5 de esas terribles conductas que todos deberíamos eludir sin dudarlo.
1. Nombrar a personas reconocidas y la relación que tenemos con ellas
Ésta es una de las equivocaciones más comunes que cometemos en nuestros intentos por deslumbrar a quienes nos rodean. De cierta forma, creemos que al mencionar que hemos conocido o tratado a algún famoso actor, político o cantante daremos la impresión de ser personas superiores a los demás. Desafortunadamente, llegamos a pensar que, el jactarnos de las relaciones que tenemos con este tipo de personas, nos hace hombres y mujeres más interesantes e importantes.
No obstante, lo cierto es que, con esta clase de comentarios, más allá de generar un buena impresión en la gente, daremos una imagen superflua y engreída acerca de nosotros mismos.
2. Intentar mostrar nuestra “autoridad o rango”
Dicen que lo que se ve no se juzga, sin embargo, en muchas ocasiones no comprendemos esto del todo. Por el contrario, intentamos demostrar quienes somos o la autoridad que tenemos a través de acciones déspotas y autoritarias que, más allá de hacernos quedar bien, nos proyectan como seres inseguros y poco razonables.
Ciertamente, en nuestros esfuerzos por hacernos respetar por los demás, perdemos de vista que la mayor autoridad que puede mostrar una persona es aquella que se basa en la humildad y la sencillez.
3. Hablar de las cosas que poseemos
Hacer esto, sin duda nos colocará en el gran apartado de personas materialistas que hay en la sociedad en la que vivimos. En efecto, enumerar las casas, los carros, los viajes, las cuentas bancarias, los ingresos que tenemos y demás, nos hará parecer personas insatisfechas y vacías, más que personas alegres y plenas.
Lo creamos o no, basar nuestras conversaciones en las cosas materiales que poseemos o en la cantidad de dinero que percibimos cada mes, es tan absurdo como aburrido para la gente que nos escucha.
4. Hablar de nuestros logros
Exponer ante los demás los logros académicos, profesionales o personales que hemos obtenido, es otro de los errores más frecuentes que llegamos a cometer. Creyendo que las personas pueden sentir empatía o admiración por nosotros al escuchar que hemos sido ascendidos o que hemos obtenido mención honorífica, caemos en los senderos de la presunción y la egolatría.
Resulta curioso, pero más allá de que las personas nos consideren seres confiables y verídicos -al escucharnos hablar de nuestros propios éxitos- llegan a dudar de nuestra credibilidad.
5. Hablar del efecto que creemos causar en las personas
Finalmente, es importante aclarar que decir frases como “ella me admira” “yo le gusto” “todos me adoran “o “todos me odian”, puede causar un efecto poco favorable en la perspectiva de nuestros interlocutores. Incluso, dar por sentado lo que otros creen o piensan acerca de nosotros mismos, puede resultar molesto, más que impresionante, para aquellos con quienes convivimos diariamente.