Hombre engendra 3 hijos con la gemela de su esposa sin que nadie sepa (ni siquiera él)
Una prueba de ADN sacó a luz un escalofriante misterio; hay sólo 30 casos como este registrados en el mundo.
Fernanda Gonzalez Casafús
¿Cómo te sentirías si después de dar a luz a tu hijo te dicen que tú no eres la madre? Pelearías a sol y sombra para hacerles entender que tú sí lo eres, ¿no? Así lo hizo Lydia Fairchild, quien luego terminó descubriendo algo insólito: ella es su propia gemela.
Los llevó en su vientre 9 meses y los vio nacer. Pero nada de eso era suficiente. La justicia le decía a Lydia que ella no era la madre de sus hijos, según recoge ABC. Sin embargo, y luego de un tiempo se supo la verdad. Una verdad que dejó a todos sorprendidos. ¿Quién era la madre de esos niños?
Todo comenzó cuando Lydia se separó de su esposo. Para que el estado le concediera la manutención infantil, el padre debía someterse al ADN para comprobar que él era el padre. A pesar de que ella estaba embarazada de su tercer hijo, llegaron a la conclusión de que querías separarse, y entonces toda la familia se sometió a la prueba de ADN.
Los resultados del ADN que sorprendieron a todos
Efectivamente, Jamie, el esposo de Lydia, era el padre de los tres niños. Pero algo dejó desconcertado a todos: las pruebas arrojaban que ella no era la madre biológica ¿cómo era posible?
Según ABC el Departamento de Servicios Sociales llamó a Lydia para tener una conversación. Cerraron la puerta y ella rápidamente notó un clima tenso. Fue allí cuando comenzaron a interrogarla, pues creían que había robado a los bebés. Ella pensaba que todo era un error, e intentó hacerles entender que ella era la madre, y que posiblemente la prueba de ADN era errónea, pero le comunicaron que esa prueba era un 100% fiable. Estaba acorralada y era angustioso, pues nadie sabía qué era lo que estaba sucediendo.
Ninguna prueba como fotos del nacimiento, o testimonio de médicos quienes estuvieron allí fueron suficientes para la Justicia, quien sólo se dejaba llevar por los resultados de las repetidas muestras de sangre que se llevaron a cabo una y otra vez. Lydia estaba entrando en pánico, pues el servicio social le había advertido que podía quitarle la custodia de sus hijos.
Otro caso igual al suyo fue la esperanza
Desesperadamente Lydia se había lanzado a una búsqueda implacable de algún tipo de solución. No quería perder a sus hijos, y sus abogados no estaban dispuestos a luchar contra las irrefutables pruebas. Uno de los fiscales encontró entonces algo revelador: existía otra mujer con un caso idéntico al suyo. Se llamaba Keegan y tampoco su ADN coincidía con el de sus hijos.
Keegan había descubierto ello cuando su riñones comenzaron a fallar y necesitaba un transplante de riñón. Entonces, buscando compatibilidad en sus hijos para un posible transplante, no la encontraron. Ninguno de sus dos hijos llevaba su ADN. Sin embargo, la mujer recordó que le habían quitado un nódulo de la tiroides y pidió que cotejaran el ADN de ese tejido, que se hallaba guardado en un laboratorio.
Milagrosamente, en ese tejido tiroideo encontraron el ADN que coincidía con el de sus hijos y pudieron resolver el misterio. Keegan era la madre biológica de sus hijos.
Ambas mujeres eran su propia gemela
Cuando Lydia supo que había otra mujer como ella en el mundo, supo que todo se esclarecería pronto. Los especialistas explicaron que tanto Lydia como Keegan sufrían de una enfermedad rara llamada quimerismo, con sólo 30 casos documentados en todo el mundo.
Un patólogo, el Dr. Lynne Uhl, explicó que, tanto Keegan como Lydia eran sus propios gemelos o quimeras. Mientras que ellas estaban en los respectivos úteros, dos embriones se fusionaron para formar un humano singular. Las mujeres tenían el ADN de la sangre de una persona y el tejido de ADN de otra. Habían dado a luz a sus hijos, los cuales nacieron con el ADN de sus gemelos perdidos desde hacía tiempo.
Un final feliz
Si no hubiera sido por el descubrimiento del caso de Keegan, Lydia probablemente podría haber perdido sus hijos para siempre.
Ahora, podía respirar tranquila, y todo ésto le ayudó a descubrir y a aceptar el hecho de que no sólo ella era dos personas en una, sino que era uno de los casos más raros y especiales en el mundo de la genética.