Madre duramente criticada por compartir fotos de sus hijas desde muy pequeñas y por los atuendos que les elige

Algo de lo que muchas mamás debemos hacer “mea culpa”

Viviana Domínguez

Una idea particular

Kaylie Lorenzo, de 25 años, está siendo atacada a través de las redes sociales por subir fotos de sus hijas desde que son muy pequeñas, a quienes viste igual, de acuerdo a lo publicado por Daily Mail.

Las personas en las redes alegan que esta madre está afectando la identidad de las niñas. Pero aparentemente a Miya-Lei de 4 años y a Renayah de 6 no parece importarles mucho, es más, están contentas de ser para los demás “diferentes”.

Para la madre empezó como una cuestión de organización, si elegía una muda de ropa para una, sabía que tendría que hacer lo mismo para su otra hija, aunque sí reconoce que luego se volvió en algo más obsesivo al intentar buscar igual color de medias, zapatos y adornos del cabello, pero lo que nunca pensó es que ésto provocaría una reacción negativa en las personas y mucho menos que escribieran los comentarios que fueron compartidos.

Kylie reconoce también que en algún momento las niñas decidirán vestirse diferente para la escuela, o a medida que vayan creciendo y ella está más que feliz con esa idea, pero por ahora aunque no tenga el apoyo de “las personas en las redes”, su familia y amigos piensan que no hay nada de qué preocuparse.

Hablemos sobre la formación de la identidad

El desarrollo de la identidad en los niños es un proceso que nos lleva al menos casi toda la vida, cada etapa cuenta y es importante, aunque a veces nos centramos más en la época de la adolescencia, donde se configura definitivamente nuestra propia personalidad.

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La identidad son los rasgos o características que definen a una persona, es lo que nos hace únicos y diferentes a los demás, y es la base fundamental de la construcción de la personalidad.

El desarrollo de la identidad comienza desde muy pequeños, por eso es importante que los padres observen y apoyen a sus hijos durante esta formación, es importante recordar que la identidad se va reformulando siempre hasta afianzarse, y se funda en dos conceptos importantes: el reconocimiento de uno mismo y como uno y los demás nos definen.
Cabe aclarar que hay una diferencia entre encontrar la identidad de género, y la formación de la identidad propia, aunque estén estrechamente relacionadas.

Desarrollo evolutivo y la Identidad

Obviamente hay una estrecha conexión entre el desarrollo evolutivo del niño y la formación de su identidad.

Así al nacer, el bebé, a nivel cognitivo no tiene conciencia de sí mismo, se siente una unidad junto a la madre. Pero al llegar a lo 18 meses, con la aparición de la locomoción, el niño comienza a explorar el mundo más cercano a él, lo que junto a su madurez intelectual le permite tener una noción de individuo o persona.

Aquí es donde la intervención de los padres frente al desarrollo de la identidad juega un papel importante, pues será de acuerdo a la intervención parental sobre las acciones de la criatura,en que éste comenzará a sentirse seguro de sí mismo y confiable de actuar.

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El juego y la vida social de los primeros años de edad, alrededor de los 2-4 años, promueve una nueva perspectiva, pues el círculo social se amplía, y el niño experimenta la convivencia con otros. Ésto a su vez abre la oportunidad de darse a conocer tal cual es. A través del juego, el niño aprende a manejar la frustración, esperar turnos, compartir, organizar, jugar a pretender, habilidades por las cuales permitirán que de a poco los rasgos característicos y propios vayan asomando como posibles formadores de la identidad.

La entrada de la escuela a los 6 años, marca el primer escenario, fuera del hogar, donde el niño mostrará y pondrá a prueba los rasgos propios que marcaran su identidad. La integración al grupo, la diferenciación de ideas y la aceptación de lo diferente es lo que se va afianzando durante esta etapa y que se extiende tranquilamente hasta casi la adolescencia.

La adolescencia, obviamente es la evaluación final de cómo nos reconocemos y presentaremos en el futuro, es durante esta etapa que se descargan todas las luchas necesarias para afianzar nuestra identidad y por ende la personalidad. Para culminación de esta etapa ya se sabe (no siempre), quienes somos, lo que nos gusta y hacia donde dirigimos nuestra vida, al menos un buen conjunto de valores, actitudes estarán expuestas y desarrolladas como para aceptarnos tal como somos y aprender a convivir con la sociedad.

Conclusión

Seguro que a estas alturas estarán pensando si al final está bien lo que la mamá de estas niñas está haciendo al vestirla igualitas, y si de alguna forma está afectando la formación de sus identidades. La verdad, no se sabe, pues la formación de la identidad de los hijos va más allá de cómo los vestimos, sino más bien cómo abordamos las diferentes experiencias de sus vidas desde pequeños, tratando siempre de reafirmar una buena imagen de sí mismo y autoconfianza.

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Viviana Domínguez

Psicopedagoga, escritora y orientadora familiar. Oriunda de Argentina, actualmente reside en Utah. Es amante de la buena literatura, la música, el arte y de pasar tiempo en familia.