Actitudes y acciones pueden hacer de ti una madre sobreprotectora
Conoce estas señales que pueden indicar que sobreproteges a tu hijo. Tal vez pienses que estás ayudándole, pero en realidad estás haciendo todo lo contrario.
Erika Gaytán
Los hijos son el mayor tesoro que toda madre puede tener en la vida. Es por eso que una mamá procura cuidarlos y protegerlos para que coman bien, no se enfermen mucho, jueguen lo necesario para que se desarrollen lo mejor posible, tengan amigos, vayan a la escuela, aprendan muchas cosas y se preparen para el futuro. Toda mamá desea ver a sus hijos grandes, sanos, fuertes y exitosos.
Sin embargo, todos los extremos son malos, por lo que las actitudes sobreprotectoras pueden ser muy perjudiciales a corto, mediano y largo plazo. A decir psicólogos especialistas en el tema, las consecuencias de tener este tipo de actitudes, de manera reiterada en la educación de los niños, podrían ser: un escaso desarrollo de sus habilidades, baja autoestima y poca seguridad en sí mismos.
En cuanto a las formas de relación con los otros, estos niños pueden presentar dificultades para resolver problemas con sus pares, tener poca tolerancia a la frustración y dificultad para valorar las cosas y la gente que los rodea. Con frecuencia suelen volverse miedosos y dependientes, con repentinas reacciones de ira o agresividad, indiferencia por las necesidades de los demás, con una fuerte necesidad de atención y conductas manipuladoras.
Es por ello que es necesario poner especial atención en las formas de cuidado de tus hijos, para que este no se traduzca en formas de sobreprotección. Te invito a leer algunas de las características de este tipo de actitudes, esperando que te ayuden a saber si eres una madre sobreprotectora.
Se anticipan a sus necesidades
Es fundamental que los padres estén al pendiente de sus hijos, pero sin caer en la exageración, incluso desde que nacen. Si respondes a sus necesidades de manera inmediata y le acercas las cosas que quiere (un juguete, su mamila, su chupón) incluso antes de que te lo pida, inconscientemente creas un código de señales con las que tú tendrás que adivinar lo que quiere no solo en sus primeros meses, sino siempre.
No se le exige un esfuerzo
Solo es necesario que el infante alce el brazo y señale algo, para que mamá o papá corran a dárselo. Los niños se acostumbran a este tipo de respuestas que pueden retrasar el momento en el que empiecen a hablar. Al darse cuenta que no requiere de mayor esfuerzo para obtener lo que desea, el pequeño se limitará a un pequeño gemido para llamar su atención del adulto y señalar lo que quiere.
Extrema limpieza
La higiene es un factor importante para todos, sin embargo, no es bueno exagerar en ello. No es saludable lavarle las manos al niño cada vez que consideres que ya se ensució, sobre todo cuando sientes que esto ocurre cada hora, aunque no haya tocado nada. Para que los niños generen defensas, es necesario que tengan contacto con el medio ambiente, la tierra, el aire, el suelo. De lo contrario, lo puedes hacer delicado y junto con eso muy enfermizo.
Los abrigan mucho
Por supuesto que es necesario cubrirlos con una cobija para evitar el aire frío, pero ponerles un suéter, luego una chamarra, otro abrigo, tres cobijas, gorra, guantes y una bufanda que le da dos vueltas, ya no es conveniente. Hay mamás que piensan que porque ellas tienen frío su hijo también lo siente y no es así, por lo regular ellos tienden a tener una temperatura alta, por lo que no es necesario cubrirlos tanto. Bastará con lo que te pida tu hijo, hazle caso.
Como verás la sobreprotección no va a ayudar en nada para que tu hijo esté lo suficientemente preparado para su futuro, sino todo lo contrario, puede hacerlo vulnerable, inseguro e incluso, débil.