Aprende a sobrevivir la maravillosa curiosidad de tus hijos

A medida que los niños se apropian del lenguaje, las preguntas comienzan a surgir como chorros de letras, que llenan el espacio. La curiosidad infantil ha llegado.

Marta Martínez Aguirre

Diego se suelta de la mano de su madre, corre hacia el cantero de flores y comienza a tocarlas, una por una. Su madre, preocupada porque lleguen tarde al colegio, lo reprende. Él no quiere continuar sin antes oler el perfume de unas cuantas de ellas, que recientemente han plantado en la plaza. Con sus cuatro años a cuestas, Diego toca todo lo que ve, huele todo y con sus bellos ojos grises fotografía la belleza del mundo que lo rodea. Su madre preocupada decide llevarlo a consulta. Apenas lo vi, supe cuál era su “gran problema”: Diego padece de una maravillosa curiosidad.

La maravillosa curiosidad infantil

Alrededor de los tres años, los niños comienzan a investigar el entorno que los rodea. Algunos logran satisfacer su curiosidad en unos segundos, otros como Diego, necesitan más tiempo para descubrir y apropiarse del mundo. Su curiosidad insatisfecha muchas veces se llena de interrogantes, y comienza el tiempo de las preguntas: ¿Por qué estas flores huelen así?, ¿por qué son tan suaves?, ¿y ésta que me pincha en la piel, por qué?

Tantas preguntas pueden irritar a los adultos atareados en sus responsabilidades, o quizás dejarlos paralizados, “¿Por qué nunca las miras?, son tan lindas”. Quizás alguno de tus hijos sale corriendo a tocar todos los gatos del vecindario, o pasa horas mirando una mariposa mientras tú intentas llegar temprano al trabajo.

A medida que los niños se apropian del lenguaje, las preguntas comienzan a surgir como chorros de letras, que llenan el espacio. Adoran las cacofonías, las entonaciones, el sonido de ciertas palabras y el ritmo los enloquece. Todo esto sumado a su curiosidad, genera un tiempo de dudas y misterios por resolver. Así, entre los tres y nueve años de edad, la curiosidad infantil afortunadamente se instala para quedarse, como muestra de un buen desarrollo.

Tu hijo está esperando las respuestas

A veces no tendrás todas las respuestas a sus interrogantes, pero trata de resolverlas lo mejor que puedas. Sé honesta y responde sencillamente. Si en ese momento no sabes que decir, dile que al llegar a casa vas a buscar la información. De este modo, estarás inculcándole el hábito de buscar datos, resolver dudas y deseos de aprender.

Advertisement

Utiliza un lenguaje sencillo, no le des información compleja y utiliza imágenes en lo posible. Sé paciente. Disfruta de estos momentos para establecer un diálogo y transmitirle valores, así como para enseñarle nuevas palabras y conocimientos.

¿Qué hacer cuando se te termina la paciencia con tus hijos?

¿Siempre debes responder?

Tú también tienes derecho a hacer tus cosas, estar cansada o simplemente sin ganas de responder, pero no le reprimas su curiosidad. Di la verdad, expresa con franqueza y ternura que estás ocupada, que en este momento no puedes darle la respuesta pero que cuando estés lista vas a responderle. Por favor, no dejes de hacerlo, de ese modo también aprenderá a confiar en ti, ¡además de saberte humana! A medida que crezca sabrá que tú siempre has estado allí para responderle, y de adolescente menos probabilidad habrá de que recurra a terceros.

El arte de enseñar a tus hijos a decir la verdad

No te cierres ante preguntas sobre el sexo u otros temas delicados

Es importante que hables de sexualidad de acuerdo a su nivel y su curiosidad. Si te pregunta, ¿cómo nacen los bebés?, no le des una lección de anatomía y explicaciones pomposas. Quizás si te pregunta algo que desconoces, invítale a buscar juntos la explicación. Sé honesta y demuestra que tú también necesitas seguir aprendiendo. No trates de silenciarlo sólo por ocultar tu desconocimiento. No lo regañes por explorar su cuerpo. Actúa con naturalidad y no pongas cara de viernes trece; aprovecha ese momento para explicarle dónde, cuándo y cómo deben hacerlo.

Advertisement

Recuerda volver a hablar del tema luego de unos días, no creas que con una sola conversación hayan asimilado todo. Los niños aprenden en pequeñas dosis, de modo que retoma el diálogo y pregúntale qué recuerda de lo hablado y si desea aprender más. Es ésta una excelente oportunidad para afirmar sus valores y creencias.

Disfruta de la curiosidad de tus hijos, y no intentes detener su hermoso impulso de buscar información sobre el mundo que lo rodea.

Toma un momento para compartir ...

Marta Martínez Aguirre

Marta Martínez es de Uruguay. Posee una licenciatura en Psicología, y un posgrado en Logoterapia. Ama todo lo que hace y adora servir. Es especialista en atención psicológica domiciliaria. Contacto: