Canjea la semana santa por una vida santa
¿Eres de los que al llegar la semana santa se vuelven unos súper religiosos y espirituales? ¿Qué crees que le agradará más a Dios, tener una semana santa ferviente o una vida santa? Canjea la semana santa por una
Shaysiu García
La Semana santa es la más indicada para encontrarte con Dios, para volver tu rostro a él, ponerte en paz con el mundo y arrepentirte de todo lo que has hecho mal, o de aquello que incluso has dejado de hacer en beneficio de los tuyos y del prójimo en general. En esta semana en particular, recordamos y celebramos el sacrificio en la cruz del hijo de Dios, nuestro amado Jesús, quien murió por nosotros y resucitó para darnos, a su vez, la resurrección y con ello una vida abundante.
Todo eso está bien, pues no hay que olvidar ese maravilloso acto de amor que hizo el Señor por ti, por nosotros. Pero estoy segura de que a Dios le agradaría más que tuvieses una vida santa en lugar, de tan solo, una semana santa. Es decir, que no descuides los pesos por cuidar los centavos, que te vayas por lo pequeño cuando puedes aspirar a lo grande.
Y probablemente te preguntarás, ¿cómo he de tener una vida santa, acaso se puede ser santo en medio de este mundo o es que tendré que meterme de por vida a un convento o ingresar a un seminario?
Antes de seguir adelante te aclararé qué significa ser santo, a fin de que puedas entender y darte cuenta de que ninguna de esas dos cosas anteriormente mencionadas son necesarias, o no precisamente. Ser santo no significa que seas perfecto y que nunca te equivoques. Ser santo, más bien, es vivir una vida apartado de las cosas que Dios aborrece, es decir, del mal.
Y la mejor manera para alcanzar esa vida que le agrada es relacionándote íntimamente con él, conociendo su palabra y obedeciéndola. Ahora, ¿Qué tal si no solo en estos tiempos comienzas por poner en práctica los principios de Dios? Y acaso puedes preguntar: ¿Cuáles principios? Los sabrás a medida que conozcas su palabra, pero te menciono algunos con los que puedes empezar y ver que no es tan difícil llevar una vida santa, en un día a día que complazca a Dios.
1. Ama al prójimo como a ti mismo
(Mateo 22:39)
Amar es un mandato de Dios. La palabra de Dios también dice que trates a los demás como te gustaría ser tratado (Mateo 7:12). Practica amar, da amor.
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2. El que le da al pobre le está haciendo un préstamo a Dios
(Proverbios 19:17)
Detente a meditar en eso: cuando das al necesitado, cuando lo auxilias en su acuciante necesidad, es como si le estuvieses prestando ayuda al mismo Dios. ¿Te puedes imaginar cómo paga Dios? Ayuda mientras puedas, sé generoso.
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3. Honra a tus padres
(Éxodo 20:2)
Honrar a tus padres es un mandamiento con promesa, porque el Señor asegura que serán alargados tus días en la tierra. Acuérdate siempre de este par que te trajo al mundo. Hónralos. Y ámalos.
Una vez que hagas de la palabra de Dios parte de ti, marcarás una gran diferencia en tu diario vivir y en la vida de los demás. Complace a Dios con tu vida, que no se quede en una sola semana.