¿Cansada de la Navidad? ¡Yo también!
Si de repente ya no tienes ganas de decorar la casa y ponerte muy festivo, este artículo puede ayudarte a entender lo que te está sucediendo.
Emma E. Sánchez
Ya serán dos Navidades en las que no hay luces en el jardín, ni el gran nacimiento en la entrada de la casa, las medias colgando, el gran árbol decorado o los mil preparativos para la cena de Navidad. Tampoco ha habido piñatas u otros adornos propios de la tradición navideña en México.
¿Qué nos pasó? ¿Qué sucedió? Si apenas hace unos años mi esposo y yo nos volvíamos locos decorando todo, montando luces, organizando la cena, buscando el árbol perfecto para la sala y forrando cajas de regalos. Sencillo: las hijas crecieron, se fueron de casa en busca de sus propios sueños. El matrimonio, la universidad y los viajes de ellas, se volvieron nuestra prioridad.
Nuestra primera hija fue una novia de invierno, se casó cuando la estación llegó, toda la boda y sus preparativos tuvieron nuestra atención y para cuando nos recobrábamos de todo el ajetreo, ella ya estaba en su viaje de bodas y la Navidad sería en 48 horas. Decidimos irnos con calma y pasar las fiestas con tranquilidad y algo más sencillo.
El siguiente año fue muy similar, la segunda hija se fue a principios de diciembre para servir como misionera y este año, la menor saldrá de viaje para visitar a los abuelos, así que hemos decidido no hacer grandes movimientos por la Navidad.
¿Se acabó la ilusión por la Navidad en nuestro hogar?
No, creo que no, solo estamos agotados pero me he dado cuenta que otros se espantan ante la idea de no hacer todo lo que las tradiciones populares marcan, así que si de alguna manera te sientes tan cansada como yo o tu familia está en este proceso de transformación, te invito a considerar estas ideas:
Ten presente la verdadera razón de la Navidad
La Navidad es la gran celebración por el nacimiento de Cristo, es el tiempo perfecto para mar, servir y fortalecer los lazos familiares por lo tanto, las compras, es estrés y las carreras por tener una casa de foto de revista, lo podemos dejar de lado y concéntranos un poco más en amar y disfrutar.
Regresa a lo fundamental
Sin importar nuestro momento de vida, el nuestro es ver partir a los hijos y quedarnos solos, todos podemos volver al principio de la Navidad. Visitar a la familia, volver a leer juntos la historia del pequeño de Belén y compartir el alimento con otros. Aquí aplica aquello de “menos es más” Quitar u omitir todo aquello que nos genere gastos o estrés innecesario es válido.
La Navidad es una celebración viva
No es fija, ni asfixiante, no hay razones que te obliguen a siempre hacer “esto o aquello”, a cumplir las expectativas de otros o ceder ante la presión social. La Navidad es la creación de tradiciones familiares flexibles que puedan satisfacer las necesidades de sus integrantes, que les haga saber lo muy amados que son y sobretodo que el hogar siempre está ahí para recibirles.
Lo que nunca debes perder
Jamás cometas el error de anteponer la celebración a las personas, ¿qué quiero decirte? Que de nada sirve tener una gran cena si no hemos limado asperezas con un hijo distante, que los regalos no sirven de nada si su obtención ha comprometido las finanzas familiares, esconden carencias emocionales o son motivo de angustia estrés o pleito familiar. Las personas son más importantes que las cosas, del amor a la gente trata la Navidad.
Dedica un tiempo al servicio de los demás, esto hará tu navidad doblemente significativa.
Cada Navidad es única, especial y diferente
Las navidades con hijos pequeños son únicas y los grandes tesoros de la memoria de cualquiera pero también las que vivimos solos o con amigos estando lejos de casa trabajando o sirviendo en un país lejano. Las fiestas con adolescentes son divertidas y llenas de sorpresas. Hay navidades alegres, otras tristes, unas más abundantes y otras más modestas y unas más con la mesa sin comensales. Cada una algo nos deja y algo nos enseña.
Recibamos y aceptemos con agradecimiento la que este año se nos permite vivir.
Mi esposo y yo coincidimos que este placer que experimentamos al no tener que preparar todo, durará poco pues las hijas regresarán a casa como las aves pero llegarán acompañadas de sus esposos y los gloriosos nietos, entonces sé que volverán los gritos, las carrera, los regalos bajo un árbol lleno de luces y una mesa dispuesta para reunirlos a todos.
Así que hoy, disfruto este tiempo y lo agradezco.