Cómo tratar a un adolescente incontrolable
Un adolescente incontrolable es el resultado de padres que no pusieron normas a tiempo pero, ¿aún es posible lidiar con él o es mejor dar la vuelta?
Diana Brante Morales
La adolescencia es la etapa en que los niños comienzan su proceso de transformación para llegar a ser adultos. Es decir, una etapa complicada, llena de descubrimientos y cambios que afrontar. Comprende desde los 10 a los 19 años de edad, inclusive, y tiene tres grandes aspectos por los que preocuparse: cambios físicos, emocionales y conductuales.
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Como toda adolescente, Emilia estaba pasando por su etapa de rebeldía, la que no solo incluía desacato hacia las órdenes que sus padres le daban, sino también hacia la autoridad en el colegio y en su vida diaria. En más de una oportunidad había sido suspendida del colegio, debía ir a clases de verano para recuperar sus inasistencias e incluso hubo un día en que llegó en una patrulla policial a su casa. Sus padres ya no sabían qué hacer, se sentían superados y el internado ahora parecía la mejor de sus opciones.
¿Qué hacer cuando no encuentras una alternativa?
Tómate un tiempo para analizar la situación y buscar todas las soluciones posibles. Recuerda que nuestra mente se bloquea cuando algo negativo está sucediendo, por lo que debemos esperar hasta tener “la cabeza fría” para tomar la decisión apropiada. Siempre habrá una puerta que golpear u otra salida para elegir, solo debes dejar la desesperación a un lado y permitir que tu cerebro comience a producir.
Antonia y José, los padres de Emilia, sentían que su hija caía a un pozo del cual quizás no lograría salir, por lo que decidieron actuar. La llegada de la patrulla fue la gota que rebasó el vaso, así que tomaron esta situación de ejemplo para conversar con Emilia. Ellos no se rindieron, lucharon por recuperar a su hija y volver a enseñarle el camino correcto. No fue fácil, pero luego de un par de meses, Emilia asistía regularmente a clases y cumplía con sus deberes y responsabilidades, tanto dentro como fuera de la escuela.
1. No te rindas
Ten por seguro que el proceso no será corto, ni fácil, por lo que no puedes elegir rendirte. En este momento tienes frente a ti a tu hijo o hija pidiendo ayuda a gritos, se ha vuelto incontrolable, mal educado e irresponsable. Es ahora cuando debes tomar las riendas del asunto y mostrarle el camino a seguir para regresar a la normalidad.
2. Fomenta la confianza
Si ha llegado al punto de ser incontrolable, es porque la relación se ha ido deteriorando poco a poco. Por lo tanto, es necesario volver a construirla desde el principio y el pilar fundamental es la confianza. Permite que tu hijo te considere su primera opción, abre las puertas y entrégale un espacio adecuado donde pueda desahogarse libremente.
3. Escucha para entender
La mayoría de las veces escuchamos para responder, en vez de escuchar para entender lo que nos están diciendo. Recuerda que tu hijo también necesita que lo comprendan, que lo apoyen y que no critiquen cada una de las decisiones que toma; desea poder equivocarse con la seguridad de que contará con sus padres, quienes le guiarán por el camino correcto.
4. Enséñale sus opciones
Hay situaciones en las que le será muy difícil encontrar la salida y quizás no sea capaz de pedir ayuda, pero por suerte te tiene ahí para ayudarle. Intenta no comenzar la conversación criticando sus errores, sino más bien analizando lo sucedido para que juntos puedan encontrar las opciones que le ayudarán a mejorar. Cada vez que quieras juzgar lo que ha hecho recuerda que ya lo está pasando mal y no necesita un juez sino a sus padres.
5. Ponte en sus zapatos
Recuerda que un adolescente es solo un niño en el envase de un adulto. Te necesita, necesita a sus padres para que le enseñen a enfrentar su vida, así que detente un momento y ponte en sus zapatos. Imagina qué tan asustado debe estar con todo lo que ocurre a su alrededor y sin saber qué decisiones tomar para enmendar sus errores.
Entrégale tu amor, tu cariño y tus consejos sin importar la edad que tenga; endulza tus comentarios para que no suenen a críticas y apóyalo para que salga adelante. Nunca es demasiado tarde cuando de nuestros hijos se trata.
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