¿Es normal que mi hijo se chupe el dedo?
Chuparse el dedo es un comportamiento frecuente en los niños de corta edad, pero si tu hijo lleva mucho tiempo con este mal hábito, debes tener cuidado.
Yessica McGregor
El acto de succionar es un reflejo habitual en los bebés, incluso está comprobado que desde el vientre materno los pequeños practican este hábito. Succionar tiene una función psicológica ya que algunos bebés se chupan el dedo para tranquilizarse con sus propios recursos y sentirse más seguros sin la necesidad de pedir ayuda.
Así que no te alarmes si tu bebé se chupa el dedo durante sus primeros años de vida. Sin embargo, si persiste esta costumbre después de los cuatro años, debes comenzar a tomar cartas en el asunto ya que tu hijo puede dañar sus dientes permanentes con este mal hábito. En este artículo encontrarás algunos consejos que te ayudarán.
Conoce las consecuencias
La costumbre de chuparse el dedo puede ocasionar algunas alteraciones en la pronunciación y fonética de tu hijo. Además puede causar un alineamiento dental incorrecto, una mordida abierta o deformaciones en el paladar. Si la succión es intensa, también puede lesionar el dedo o causar algún tipo de infección.
Identifica el problema
Observa y analiza a tu hijo, es necesario que identifiques dónde y cuándo son los momentos del día en los que se chupa el dedo. Lo más común es que los niños se chupen el dedo cuando están nerviosos, o bien durante momentos sedentarios.
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Terapia de sustitución
Ya que tengas bien identificados los momentos en los que tu hijo se chupa el dedo, debes crear nuevos hábitos. Aquí te daré algunas ideas:
1. Al dormir
Si tu hijo se chupa el dedo para conciliar el sueño o al despertar, significa que está utilizando este recurso para sentirse mimado y protegido mientras duerme. En este caso, se aconseja que alguno de los padres se quede en la recámara de su hijo mientras él logra conciliar el sueño, de este modo tu pequeño se sentirá seguro. Además, le puedes dar un peluche o un muñeco que lo reconforte y “acompañe” mientras duerme.
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2. Al estar nervioso
Hay pequeños que se chupan el dedo para descargar su ansiedad y angustia, tal y como algunos adultos lo hacen al fumar. Algunos padres optan por castigar, poner substancias amargas en el dedo o poner una trampa dental. Sin embargo, estas técnicas no funcionan ya que solo ocasionarán que el niño suprima su ansiedad y deje de chuparse el dedo momentáneamente.
Lo que tú puedes hacer es platicar con tu hijo para identificar qué es lo que le está causando miedo y con base en esto podrás pensar en algún método alternativo que lo ayude a calmarse. Recuerda que es importante crear en casa un ambiente cálido, lleno de amor y confianza, para que tu pequeño pueda sentirse seguro y logre encontrar la tranquilidad.
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3. Por aburrimiento
Algunos niños se chupan el dedo mientras ven la televisión, van en el automóvil o cuando se encuentran sin hacer nada. Para estos casos es necesario encontrar una actividad alterna que implique el uso de las manos o la boca, para así distraer la atención de tu hijo. Algunas ideas pueden ser inscribirlo en alguna actividad extra curricular como futbol, baile, clases de dibujo, etcétera. Y para sustituir la sensación en la boca de chuparse el dedo, puedes darle a tu hijo algún dulce, paleta o goma de mascar, según su edad.
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4. No lo ridiculices
Evita a toda costa regañar a tu hijo en público, ya que esto puede ser humillante para él. Encuentra en casa el mejor momento para explicarle por qué no debe chuparse el dedo y hazle ver los daños que este mal hábito le pueden ocasionar.
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Reforzamiento positivo
Si ya pusiste en práctica los consejos anteriores y ya has notado mejorías en el comportamiento de tu hijo, debes reconocer sus logros y hacerle ver lo orgullosa que estás a través de recompensas muy simples. Una buena idea es hacer una tabla con los siete días de la semana y colocar una estrella por cada día que tu hijo no se chupe el dedo, de este modo reforzarás su buena conducta.
Por último, me gustaría recomendarte que seas empática y paciente, ya que tu hijo no dejará de chuparse el dedo de la noche a la mañana, es un proceso que se debe vivir con perseverancia.