Hombre, ¿estás seguro que no tenías otra opción antes de ser infiel?
Quedarnos como simples espectadores cuando todo se viene abajo. Optar por nuevos horizontes cuando ni siquiera hemos perdido de vista los actuales, no nos hace víctimas, sino victimarios.
Yordy Giraldo
La infidelidad además de traición, es una injusticia. Lo digo porque incluso en este tema “hay niveles”, como dicen los jóvenes. Y es que un hombre que engaña recibe méritos —al menos entre sus pares— por tener varias mujeres. En cambio, a nosotras nos quitan todo nuestro valor.
Por si fuera poco, nos acusan de ser causantes —ya sea por decisión u omisión— de la infidelidad. Por un lado, se dice que es culpa de las esposas por descuidarlos a ellos, y de las amantes por seducirlos. Pero me pregunto: y ustedes, caballeros, ¿qué papel juegan en todo esto? ¿De verdad no tenían opciones antes de faltarle a su pareja?
Vayamos por puntos. He escogido las cinco principales quejas de los hombres a sus mujeres luego del matrimonio y la maternidad y que, por consiguiente, son también los cinco principales consejos que se nos dan para mantenerlos contentos. Veamos entonces si de verdad ustedes, amigos míos, son víctimas de un matrimonio infeliz, o sus cómplices.
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Las eternas quejas, excusas, lamentos de los caballeros son
1. “Mi esposa descuidó su apariencia”
Pregunto, ¿sabes siquiera cuál es la talla de tu esposa, cuál es su color favorito, cómo le gustaría vestirse, si pudiera? ¿Alguna vez le has comprado algo especial para verla como a ti te gustaría?
2. “Después de los hijos se dejó engordar”
El aumento del peso durante el embarazo es casi sí, o sí. En todo caso, un poquito de consideración estaría perfecto. Pero dime, cuando deciden salir ¿la llevas a donde haya opciones para cuidarse o a la comida rápida? Y cuando se pone a dieta, ¿la animas y te sumas a su esfuerzo?
3. “La intimidad ya no es lo mismo”
Esta queja es recurrente, pero igual de recurrente es que pocos tienen el detalle de hacer sentir a sus esposas seguras, hermosas y deseadas. Rara vez buscan seducir, o hacen planes para sacarla de la casa y las preocupaciones. Quejarse, en esas circunstancias, ¡no se vale!
4. “Ya casi no hablamos”
La buena noticia es que las conversaciones puede iniciarlas cualquiera. No hay que ser mujer para empezar una plática, ni tampoco es solo cosa de novios. Si sientes que ya no hablan y esa es tu razón para buscar con quien hablar, ¿qué tal si la llamas y conversas con ella?
5. “Todo el tiempo lo pasa haciendo cosas de la casa”
Es cierto que somos un poco obsesivas, pero ¿cuándo fue la última vez que te levantaste antes que todos a preparar el desayuno, o hiciste la cena o, para variar, arreglaste a tus hijos antes de salir, para darle a tu esposa el tiempo para ponerse hermosa?
No estoy tratando de hacerlos quedar como los malos de la película, pero es fácil escudarnos en lo que está mal en el otro, y no ver los errores propios. Las parejas se construyen y destruyen solas. Quedarnos como simples espectadores viendo cómo todo se viene abajo, y optar por nuevos horizontes cuando ni siquiera hemos perdido de vista los actuales, no nos hace víctimas, sino victimarios.
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