¿Intimidad “responsable” o castidad?, por qué tu respuesta marcará el futuro de tus hijos
¿Los padres debemos ser realistas y aceptar que nuestros hijos tendrán relaciones íntimas en la adolescencia? ¿Cuál es el mensaje que les damos con esto?
Maria Josie Hernandez Cabrera
¿Quieres ser la influencia número uno en lo que toca a las relaciones íntimas de tus hijos adolescentes? ¿Sí? Pues, ¿qué crees? ¡Ya lo eres! Los principales educadores de los adolescentes en este tema no son ni la iglesia, ni la escuela, ni el gobierno. ¡Son los padres!
Encuestas en Estados Unidos referentes a la prevención del embarazo adolescente, preguntaron a más de mil estudiantes a nivel preparatoria cuál era el factor principal que determinaba su comportamiento íntimo (música, medios de comunicación, amigos). La respuesta número uno fue: mis padres, y lo que me han inculcado.
Como principales educadores de nuestros hijos, ¿cuántos recibimos de nuestros padres una clara, adecuada, concreta y convincente explicación sobre la sexualidad? Y ahora estamos aquí tratando de darla a nuestros hijos, en una época en la que parece que vivir la pureza es más difícil que nunca.
Acerca del preservativo
Hay quienes opinan que los padres debemos ser realistas y aceptar que en algún momento nuestros hijos van a terminar teniendo relaciones íntimas antes del matrimonio. Pensémoslo así: cuando les decimos a los jóvenes, “No manejes alcoholizado”, no les estamos diciendo, “Si tomas, quiero que vayas en el carril de baja velocidad”.
No les das un mensaje sobre cómo reducir un riesgo, le das un mensaje claro de evitar el riesgo a toda costa. Y lo mismo debemos hacer con el mensaje de la sexualidad.
Al decirles a nuestros hijos: “Quiero que vivas la abstinencia, pero probablemente lo harás de todas formas, así que usa protección”, en realidad, les estamos diciendo que tenemos la certeza de que van a fallar y que no van a cumplir con las expectativas que tenemos de ellos. Encima, les ofrecemos la falsa seguridad del preservativo. El mensaje: “Si lo vas a hacer, usa un condón”, es como decirle a un niño de 5 años: “No quiero que juegues en el tráfico, pero si lo vas a hacer, por lo menos ponte un casco”.
Al darles la opción del preservativo, dice María Judith Turriaga -conferencista de educación de la afectividad y la sexualidad-, estamos destruyendo en ellos años de trabajo en su educación. Pese a todo el esfuerzo invertido, prácticamente les decimos que sus actos no tendrán consecuencias y que son incapaces de controlarse.
¿Relaciones íntimas seguras?
Antes del matrimonio, no existe tal cosa. Cuando una persona comienza a llevar una vida activa de relaciones íntimas, tarde o temprano contraerá una enfermedad de transmisión sexual o enfrentará un embarazo no planeado. Ningún método anticonceptivo es cien por ciento efectivo. Muchas enfermedades se transmiten sin síntomas, sin importar las “precauciones” que se tomen; algunas incluso se transmiten por el sólo contacto de la piel.
Aunque existiera el método de prevención más efectivo del mundo, el mensaje del “sexo seguro” degrada a la mujer, porque la reduce a su cuerpo. Le dice a una adolescente: “Mientras no te contagies de una enfermedad o no te embaraces, como mujer estás protegida”. ¿Y qué hay de sus sentimientos y de su vulnerabilidad tras una relación donde hubo intimidad? En otras palabras, no existe un preservativo para el corazón.
Relee: 10 cosas que nadie te ha dicho acerca de tener relaciones sexuales.
La nueva enfermedad
Muy poca gente sabe que la principal enfermedad de transmisión sexual es la depresión. Una vez que una adolescente se vuelve activa en sus relaciones íntimas, de inmediato experimenta depresión y esta condición es tan predecible que la Academia Americana de Medicina Preventiva les dice a las jóvenes que se han iniciado en las relaciones íntimas, que “deben someterse a estudios de depresión, y se les debe informar sobre los riesgos de salud mental que conllevan dichos comportamientos”.
Ellas dicen: “Si le doy esto a este chico, él me va a querer, me va a desear más, va a estar más comprometido conmigo…”, cuando en realidad sucede lo contrario.
Establece el estándar
En el adolescente, la parte del cerebro referente al pensamiento crítico no está completamente desarrollada hasta que tiene 24 años de edad. Cuando toman decisiones no pueden ver el futuro, por eso necesitan a sus padres. Establecer un estándar es difícil, porque no queremos ser rechazados por nuestros hijos. Como ocurría en las generaciones anteriores, no debemos asumir que conocen el mensaje y los límites, debemos decirlo claramente.
Nuestro mensaje para ellos debe ser directo y sin rodeos: esperamos que vivan la abstinencia hasta el matrimonio. Es un mensaje que deben escuchar con frecuencia y sin titubeos.
Relee: Castidad. El valor de esperar hasta el matrimonio.
Aceptar la castidad
La perspectiva de los jóvenes es: me estás quitando la posibilidad de tener relaciones íntimas, y ¿qué me das a cambio? Queremos que acepten la castidad, ¿cómo lograrlo? Como dijo Juan Pablo II: “La castidad solo puede ser entendida en unidad con la virtud del amor”.
Hay que decirles: “La castidad no es esperar hasta el matrimonio para amar a tu novia. La castidad es amarla intensamente esta noche con tu sacrificio”.
Si sólo enseñas a tus hijos con miedo, si sólo les hablas de las consecuencias negativas de tener relaciones íntimas fuera del matrimonio, mañana, cuando se enamoren, todas estas motivaciones que les dimos para que practicaran la abstinencia, simplemente se desvanecerán.
Estudios sobre el cerebro del adolescente y sus elecciones de comportamiento indican que toman sus decisiones basados en la recompensa, y no en los miedos o las consecuencias. Creen que son invencibles, así que si tratas de hacerlos aceptar la castidad mostrando lo negativo, entonces no funciona.
Nuestros corazones están hechos para el amor. Si los adolescentes piensan que las relaciones íntimas les van a dar el amor, entonces están dispuestos a arriesgarse a cualquier enfermedad, o a un embarazo.
En cambio, si les enseñas que la castidad es una virtud que los libera para amar y para encontrar el amor auténtico, ten por seguro que escucharán tu mensaje sin importar lo que diga el mundo.
(Estas reflexiones están basadas en los libros y charlas de Jason Evert, autor y conferencista de castidad).