La desesperante influencia materna en los hombres casados
No tengas miedo de aceptar que te sientes excesivamente vinculado a tu madre o que sientes temor de caminar solo y hacerte cargo de tu propia vida. Aceptarlo es el principio de la solución.
Diana Cantor Martinez
Puede llegar a ser un verdadero suplicio para una mujer estar casada con un hombre que tiene una excesiva dependencia materna. Probablemente para ese hombre siempre estará en primer término la opinión de su madre; no tomará decisiones sin su aprobación y, de paso, estará convirtiendo la convivencia con él en una tortura para su esposa. Lo más grave de todo es que, el hombre involucrado en esa exagerada relación de dependencia con su madre, pocas veces es consciente de la existencia de ese vínculo insano, pues para él es completamente natural. Por lo general, estos hombres terminan culpando a sus esposas de ser poco tolerantes. Si te sientes identificado, sigue leyendo pues esta nota es para ti.
Determina si tienes excesiva dependencia materna
Aquí te relaciono algunos comportamientos típicos de una persona con excesiva dependencia materna:
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Sientes la necesidad de consultar todo a tu madre, incluso aquellas cosas que pueden llegar a ser íntimas o privadas, que solo competen a ti y a tu esposa.
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Te sientes mal si tu madre te desaprueba en algo.
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Crees que tu madre siempre tiene la razón.
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Estás seguro de que las cosas salen mejor si las haces como dice tu madre y esperas que tu esposa también las haga igual que ella.
¿Qué puedes hacer, para superar esa dependencia?
1. Reflexionar e identificar el problema
Como lo mencioné al principio, es probable que no hayas notado que tienes un problema y, por el contrario, estás convencido de que el problema es la intolerancia de tu esposa ante los comentarios o sugerencias de tu madre. Sin embargo, si estás cayendo en alguno o varios de los comportamientos mencionados arriba, sí tienes un problema de dependencia materna excesiva. Necesitas reflexionar y trabajar al respecto, para que tu matrimonio evolucione positivamente hacia su realización.
No tengas miedo de aceptar que te sientes excesivamente vinculado a tu madre o que sientes temor de caminar solo y hacerte cargo de tu propia vida. Aceptarlo es el principio de la solución al problema. En muchos casos, cuando la dependencia es patológica, se hace necesaria la intervención de un profesional, no temas buscar ayuda si crees que es tu caso. Aprende a creer y a confiar en ti.
2. Madurar emocionalmente
Si bien el vínculo afectivo materno marca nuestro desempeño para futuras relaciones, llega un momento en que somos dueños de nuestra propia vida, con la libertad para tomar decisiones, para comprender que en nuestras manos y en nuestras posibilidades está el cambiar un pasado negativo. No te estanques si sientes que tu matrimonio va mal como consecuencia de tu excesiva necesidad de protección. Empieza dando pequeños pasos, por ejemplo, evita consultar todo a tu madre y procura tomar tus propias decisiones. Arriésgate a equivocarte y confía en que tienes los suficientes recursos para solucionarlo.
3. Apreciar a tu esposa por lo que ella es
Es importante que te convenzas que existen muchas formas correctas de hacer las cosas, tan solo se trata de que le des la oportunidad a tu esposa. Quizás a ella no le queda la comida igual que a tu madre, o tal vez ella resuelve y enfrenta los problemas de forma distinta, pero no por eso es menos valiosa. Es la mujer que elegiste como compañera de vida, debes aprender a amarla como ella es, valorando sus esfuerzos sin pretender cambiarla o descalificarla; recuerda que la mujer no es inferior al hombre.
Ama y respeta a tu madre en su justa dimensión, encuentra el equilibrio y confía en ti y en tu esposa. Me despido citando un versículo de la Biblia que se encuentra en el libro de Génesis, capítulo 2, verso 24: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se allegará a su mujer, y serán una sola carne”.