La violencia doméstica también daña a tus hijos

Si crees que tus problemas no afectan a tus hijos, te invito a leer este artículo.

Erika Otero Romero

Mucho se dice acerca de cómo la violencia domestica daña a la pareja, la manera cómo destruye el amor y el respeto mutuo, además de la forma en que afecta la autoestima de quién es maltratado. Un sinfín de cosas como estás salen a relucir cuando abordamos el tema, sin embargo, poco se toman en cuenta los problemas que la violencia doméstica puede traer a los hijos de las personas que viven el maltrato.

Gracias a Internet, conocemos numerosos casos documentados, casi detalle a detalle, de llamadas a la central de emergencia policial de cada país, denunciando violencia doméstica. En ellos, de manera aterradora, los niños son quienes llaman en medio del llanto y los gritos para pedir ayuda para sus madres o padres maltratados. Triste, pero real. Por ello, es fundamental concientizar a los padres víctimas de violencia en el hogar acerca de la manera, invisible pero contundente, en que ellos mismos —sin querer— hacen que sus hijos sean vulnerables a sufrir un futuro similar, o quizá peor.

Consecuencias de crecer en un hogar violento

Pero, ¿cómo proteger a los hijos de la violencia doméstica? Lo primero, es sacar a la persona violenta de tu vida. Con plena seguridad, si te está lastimando a ti, lastima o está muy cerca de lastimar a tus hijos física y emocionalmente. La persona violenta muy pocas veces logra controlarse y solo recupera su conciencia cuando la tormenta ya ha pasado. A continuación, expongo para ti algunas de las consecuencias que puede tener para tus hijos vivir en un ambiente de violencia doméstica.

1. Sentimientos negativos respecto a su valor como persona

Al sentirse maltratado, el niño va a pensar que nadie le ama. Su confianza en sí mismo se verá mermada en gran medida y pensará que no merece más que malos tratos. Es decir, identificará como única opción seguir viviendo bajo el yugo de alguien violento.

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2. Repetir el patrón

Si tu hijo ha crecido en un hogar donde lo único que ha visto son golpes y malos tratos, ¿adivina qué tipo de persona va a buscar como pareja? Si has pensado que buscará una que le trate de la misma manera en que te trataron a ti, estás en lo correcto. Aunque esto no es una regla general, que ocurra en todos los casos, es muy probable que así sea que un niño que vivió violencia en casa, termine de adulto de una relación mala, a otra peor. Esto se debe a que el único ejemplo de “expresión de amor” que ha tenido, es la violencia.

3. Autoengaño y manipulación

Una persona que crece entre a violencia, es más susceptible a “dejarse engañar” por demostraciones afectivas que están lejos de ser amor verdadero. Es decir, es muy probable que llegue a ser pareja de un maltratador, o incluso, buscar que le maltraten. En casos como ese, es común encontrar que cuando una de las dos personas involucradas en la relación violenta al fin quiera huir de ese “círculo vicioso”, el otro tratará de manipularlo y amenazarlo con atentar contra su propia vida, para que se quede soportando el maltrato.

Cómo evitar que se repita el patrón

A. Enseña a tus hijos a no callar

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El silencio es el peor enemigo para un maltratado y el mejor amigo de una persona violenta.

B. No pelees ni discutas con tu pareja delante de tus hijos

Es quizá lo peor que puede ocurrir, empezando porque van a querer ponerse del lado de uno de los dos padres, y eso no es correcto. Si la situación sube de temperatura, ellos también se van a ver perjudicados y lastimados en su amor por sus padres.

C. Háblales con la verdad, pero con límites

Los niños se dan cuenta de todo, así que negarles que estás mal con tu pareja, así como hablar mal de él o ella, es algo que van a resentir. Tus problemas de pareja son tuyos, no hagas que tus hijos sean víctimas colaterales de tus problemas. Pero tampoco les mientas respecto a una posible separación, terapia de pareja o familiar. Sobre todo si tus hijos ya son adolescentes.

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Para terminar, partamos del punto que tus hijos son la parte tuya que más amas, y que seguro quieres lo mejor para ellos. Así que no solo te preocupes por los bienes materiales que les puedas dejar mientras estas con vida. Proporciónales una vida segura, colmada de afecto y de la seguridad de que merecen la mejor vida familiar y amorosa a la que pueda aspirar.

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Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.