Las 4 nefastas consecuencias de gritarle a tus hijos
Gritar a los hijos deja secuelas emocionales difíciles de sanar. Aprende qué hacer y conoce las terribles consecuencias.
Adriana Acosta Bujan
Los niños parecen expertos en sacar lo peor de los padres, por su naturaleza inquieta y traviesa, casi la mayoría de los padres han gritado a sus hijos, no porque ellos sean malos o perversos, sino porque algunas veces es casi imposible controlar las emociones. Sin embargo, para no dañar la autoestima, debemos aprender a tener más autocontrol, antes de levantar la voz.
Según Ramón Soler, psicólogo, afirma que los gritos, amenazas y chantajes son violencia psicológica, que pueden dañar gravemente la salud emocional de nuestros pequeños, debido a que los gritos, quedan en la memoria, provocando traumas.
¿Qué sucede cuando gritamos a nuestros hijos?
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Los niños dejan de respetar a sus padres, debido a que se acostumbran a los malos tratos, al igual que van perdiendo autoridad de ellos. En algunos casos muestran apego a la figura materna o paterna que no le grite.
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Dañan su autoestima y autoconfianza, según un estudio realizado por la Universidad de Pittsburgh y de Michigan, comprobaron que los efectos de la violencia verbal, provocan en los niños diversos problemas de conducta. Como por ejemplo: inician peleas con los compañeros de clase, tienen dificultades en el rendimiento escolar, suelen mentir a los padres, roban, se deprimen y sienten tristeza.
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Los pequeños dejan de sentirse amados y valorados, en algunos casos se vuelven extrovertidos, groseros y rebeldes, por lo regular son niños nerviosos e inseguros.
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Cuando los padres suelen repetir frecuentemente los errores de los hijos, gritándoles que son tontos, inútiles y odiosos entre otras. Ellos suelen creerlo y en su edad adulta, serán afectados en sus relaciones con los demás y amor propio.
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Lo que debes aprender
Es posible controlar las emociones y corregir las rabietas o mala conducta de los hijos, sin tener que gritarles y levantarles la voz. Antes de gritar, concéntrate en tu respiración (inhala y exhala) y analiza la situación, es una técnica de relajación y de liberar el estrés.
Comunícate con tus hijos de manera positiva, en lugar de reprenderlos y decirles que son tontos, explícales con palabras amorosas las consecuencias de sus acciones. Por ejemplo: “Ya te dije que tienes que ordenar tu cuarto, para que encuentres las cosas fácilmente y no tengas accidentes”, “si vez la televisión muchas horas, tus ojos pueden dañarse y no descansaras bien”. “Pon atención para que no te equivoques y vuelvas a hacer tu tarea desde el principio”.
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Una técnica para que ellos comprendan los mensajes es mirarlo a los ojos, agáchate y ponte a su nivel. Es una manera de empatizar con tus hijos, provocando que ellos se sientan escuchados.
Recuerda que no es sencillo educar a los hijos, sin embargo, depende de los padres no herir sus sentimientos y dejar heridas permanentes en su corazón. Te aconsejo realizar alguna actividad física como yoga o meditar, así será más sencillo aprender a regular tus emociones. La salud psicológica de nuestros hijos depende de tener un buen ambiente familiar, lleno de amor, respeto, disciplina y tolerancia.