Las 7 cosas que tus hijos hubieran querido que tú sepas antes de divorciarte de su padre
Los hijos sufren las consecuencias de los padres, al tratarse de un divorcio. Logra comprenderlos y apoyarlos para sanar su dolor.
Adriana Acosta Bujan
Tomar la decisión de divorciarse no es sencillo, puede ser una etapa llena de dudas, incertidumbres, dolor, sobre todo para la persona afectada. Cuando la pareja decide terminar el contrato de amor y compromiso, no solo a ellos les perjudica, sino a toda una familia.
A pesar que el divorcio es un fracaso matrimonial y se piensa que es algo malo, algunas veces puede ser benéfico para la pareja, todo depende de los problemas o situaciones que lo hayan provocado y como lleguen a un acuerdo.
Desafortunadamente, los hijos son afectados, aunque los padres no lo deseen y no sea su intención, ellos sufren mucho, no importa la edad, sí son pequeños o grandes, siempre pasarán un duelo hasta que lleguen a madurar.
Algunas ocasiones, las personas afectadas cometen el grave error de solo pensar en ellos mismos, se sumergen en su dolor, tristeza y desesperación, que dejan a un lado los sentimientos de los hijos, hasta que llega el momento de percatarse que los hijos han tenido problemas escolares, que son retraídos y se la pasan todo el día tristes. Es hasta entonces, que se comienza a actuar para lograr un bienestar por ellos.
Al pasar el tiempo, por experiencia propia, comprendí que mi hijo hubiera querido que yo supiera lo que él sentía. Ahora comparto esas cosas que las personas afectadas dejamos pasar, no por ser malos, sino por el duelo.
1. Los cambios me dan miedo
¡Qué va a pasar conmigo! Después de recibir la noticia, los niños se llenan de miedos y dudas se preguntan: ¿Con quién va a vivir?, ¿Se tendrá que cambiar de colegio?, ¿Dónde vivirán cada uno de los padres?, ¿Podrá ver a sus amigos? ¿A quién voy a obedecer?
Algunas veces los niños no logran asimilar la noticia de manera rápida, sino con el paso de los cambios que van realizando los padres. Ellos no pueden hacerse la idea de comenzar a ver a sus padres pocas veces, incluso hasta se vuelven rebeldes o depresivos.
2. Me sentía culpable
Si tu hijo experimento en su vida, gritos, maltratos, golpes o cualquier tipo de violencia, es posible que él se sintiera culpable.
¡Seguro yo soy el culpable! Los niños se sienten culpables por no lograr que los padres estén juntos. Algunas veces ellos piensan que por sus errores o falta de obediencia, los padres han tomado la decisión de divorciarse. Lo cual es un error, pero sí una angustia para los hijos.
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3. Tuve esperanza
¡Me portaré bien para que mis papás no discutan!, ¡Papá y Mamá algún día estaremos juntos! Tanto es su deseo de volver a ver a su familia reunida, que solo piensan en ¿Cómo hacer para resolver el conflicto?, algunas veces los hijos tratan de manipular la situación, o llamar la atención de los padres, para lograr su objetivo.
4. No lograba concentrarme
¡Papá y Mamá, no soy flojo solo qué…! Los primeros indicios de que los hijos son afectados emocionalmente, es cuando bajan de calificaciones o tienen problemas escolares. Ellos son muy inteligentes, sin embargo, todo el estrés y preocupación se reflejan en sus actividades.
5. No tenía ganas de nada
¡No tengo ganas de hacer la tarea, jugar, solo quiero dormir! Es un síntoma de depresión, tristeza y dolor, por lo general suelen aislarse y permanecer solos por un buen tiempo. Es el proceso de duelo, así que es importante que los padres logren solucionar la situación, lo más recomendado es una terapia con un especialista, para evitar consecuencias fatales.
6. Yo era feliz
¡Disfrutaba los días de descanso! Me sentía amado, querido y feliz, al compartir todos los días en compañía de mi papá o mamá. Ahora no logro sentirme bien, extraño sus besos, abrazos y caricias. Esta nueva vida no me satisface, ¿no sé qué hacer? Los hijos viven en el pasado, recordando los momentos que vivieron felices, no tienen metas, sueños, deseos y no viven el presente.
7. Yo sufro igual que tú, ¡No estás sola!
¡No llores!, ¡Estoy aquí para apoyarte! ¡Ánimo! Aunque los padres no se percaten que los hijos sufren al igual que la persona afectada, están en un error. Ellos son los primeros en demostrar su valentía y fortaleza, a pesar de su tristeza.
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La madurez en los hijos hará que superen el duelo, su dolor e incertidumbre. Poco a poco aceptarán la realidad y aprenderán que el amor de los padres siempre es igual aún en la distancia.