Los 3 cimientos de un matrimonio feliz
Los divorcios son cada vez más comunes y las parejas ya no se esfuerzan por salvar su matrimonio. Aquí algunas ideas para que tu matrimonio sea feliz y dure para siempre.
Elitania Teresa Ruvalcaba Blancas
Dijo alguien hace tiempo con mucho cinismo: “El inicio de toda relación es siempre maravilloso, pero el final siempre es el mismo”. Por supuesto, esto no es así: ni toda relación termina, ni en todas se agota el amor. Por otra parte, es cierto que el noviazgo suele ser la realización de un sueño perfecto, sobre todo cuando —después de un tiempo razonable— unes tu vida con quien consideras tu hombre ideal: está en tu camino para compartir la existencia hasta que la muerte los separe. La etapa de noviazgo tuvo la atmósfera más que perfecta para el enamoramiento: detalles, atenciones, muchas llamadas telefónicas, citas y todo aquello que te hizo sentir que sin él ya no podías estar.
El problema es que vivimos en una época en que se nos educa para pensar que las cosas deben llegar rápido y sin esfuerzo. Y no es así: el matrimonio implica establecer rutinas, adquirir obligaciones y responsabilidades individuales y compartidas, así como mucho esfuerzo y adaptación constante. Más tarde, uno debe cambiar prioridades cuando llegan los hijos. Si uno no hace un esfuerzo constante o si cree que todo va a ser fácil, pronto aquel escenario de cuento de hadas se puede transformar en un cuento de horror interminable.
Para algunas personas, los divorcios son cada vez más comunes y se vuelve incluso un estado continuo, donde continuamente se intenta de nuevo con otra pareja, luego sobreviene una ruptura, otro encuentro, otra ruptura, etc. Si tú quieres evitar este círculo vicioso, Es momento de decidir que vas a hacer el esfuerzo constante por permanecer y mejorar tu relación, hacer un autoexamen y evaluar tu grado de responsabilidad en el conflicto. Incluso, si te evalúas a ti misma, tal vez tendrás que hacer los cambios pertinentes para salvar tu relación. Para ello te comparto los siguientes consejos:
1. No olvides ser siempre su novia
No permitas que la costumbre, la rutina y las actividades laborales y del hogar rompan con la esencia de la relación. La primera causa de infidelidad es el ya no demostrar el amor existente; ya es más fácil estar malhumorada, apática, indiferente, poco atenta a los detalles y demostración de amor de tu pareja. E influye también el descuido de tu aspecto personal; obvio, con las actividades de casada será menos el tiempo que te dediques, pero no olvides nunca que tú misma eres tu prioridad.
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2. Mantén una buena comunicación
No hay matrimonio que no tenga desavenencias, pero tú siempre busca aclarar las situaciones. Si piensas que dejar pasar tiempo para hablar y aclarar las cosas es la solución, te digo que es lo que menos debes hacer. El distanciamiento y la ruptura se derivan por una mala o nula comunicación. Dar por hecho que con el tiempo se asimilan las situaciones y los problemas puede crear una bomba de tiempo, ir acumulando sentimientos negativos como en una olla exprés y al estallar saldrán a relucir aquellos antiquísimos detalles que para uno pueden estar ya olvidados y para el otro son un motivo más para pelear. Así que la mejor solución es hablar en el momento, expresar lo que se piensa y lo que se siente, y juntos resolver.
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3. Sé flexible y adáptate a nuevas situaciones y personas
Compartir la vida con tu pareja implica adoptar también familia, amigos, compañeros de trabajo y toda aquella persona que esté a su alrededor; esto es algo grato cuando se recibe con gusto la compañía y convivencia con todos ellos. No hacerlo, puede crear problemas y distanciamiento con tu pareja, de modo que muéstrate cordial y sociable siempre para convivir con nuevas personas.
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Ten como meta primordial en tu relación que el amor y la confianza que se profesaron cuando eran novios, permanezca y se refuerce día a día. Con esto, tu matrimonio será estable, perdurable y, sobre todo, feliz para ti y para tu pareja.
