No esperes 15 días antes de tu boda, para hablar de esto
Si no has hablado estos temas con tu futuro esposo, hazlo ya o prepárate para grandes sorpresas.
Emma E. Sánchez
Por alguna razón, algunas parejas llegan al altar sin haber hablado con sinceridad sobre temas realmente importantes para establecer y cimentar un matrimonio duradero y feliz.
¿Cuáles son los temas que debes hablar sinceramente con tu pareja?
1. Cuándo y cuántos hijos tener
¿Cómo? ¿En verdad tenemos que hablar de eso? ¡Por supuesto! Es cierto que hoy podemos proyectar el cómo y cuándo tener hijos y quizá el día de mañana enterarnos que no podemos tenerlos; pero créeme, planear nos obliga a pensar en el futuro. También nos hace preguntarnos qué debemos hacer en el presente para lograr esas metas.
Hay hombres a quienes les gustaría tener muchos niños y cuya su esposa se mantuviera en casa para criar a la familia. Pero también hoy en día muchas jóvenes no desean tener hijos y mucho menos dedicarse al hogar. En este sentido, también hay casos en los que la mujer quiere quedarse en casa para ser mamá y el hombre pide que ella se integre a la vida laboral para complementar los gastos y alcanzar el nivel de vida de sus sueños. Son tantas las variantes como personas existen, por ello, es indispensable ser honesto el uno con el otro para llegar a acuerdos o, en su caso, re plantear la relación.
2. Cómo administrar el dinero
Un porcentaje muy alto de divorcios está relacionado con los problemas de dinero. Hoy en día, muchos de los hombres y mujeres jóvenes son independientes económicamente, cuentan con carreras profesionales, trabajan y toman sus propias decisiones en cuanto a cómo gastar su dinero. Sin embargo, las cosas necesariamente cambian cuando se trata de una vida en pareja. Nadie tiene la receta perfecta para organizar las finanzas matrimoniales. Eso, como la cantidad de hijos que se tienen, es algo que la pareja debe decidir de común acuerdo y, de ser necesario, replanteársela varias veces en un diálogo sincero, con el único propósito de conservar y fortalecer a la familia.
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3. La religión, los valores y los principios que vivirán en familia
Algo tan valioso e importante en la vida de muchas personas, como lo es la religión, las creencias y los principios personales, suele omitirse u obviarse en muchas relaciones de pareja. Algunas personas dan por hecho que lograrán cambiarán a la otra persona solo con su amor, hecho que es imposible y que en el fondo parece decir que no aceptan del todo la forma de ser de su pareja. Lo mismo ocurre cuando alguien bebe, fuma o tiene un hábito o forma de vida que a ti no te agrada. Puede que sea una situación que por sí mismo tu pareja no ha podido vencer o que simplemente no le interesa cambiar, por lo que es importante que tengas presente que unirte a alguien es aceptarlo y amarlo tal y como es, no esperando que cambie solo por el hecho de que tú se lo pidas.
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4. Las enfermedades y los problemas que afecten el presente
Situaciones como haber tenido un matrimonio anterior, hijos con otra persona, vicios, manías, problemas legales, enfermedades degenerativas o de las cuales se es portador, deudas, males congénitos y otras tantas cosas, es necesario hablarlas antes de involucrarse en una relación de toda la vida. Imagina: mis padres vivieron casados 25 años, durante todo ese tiempo y aún después de divorciados, mi madre continuaba echando en cara a mi padre que le había mentido con respecto a su edad: él era mayor que ella por muchos más años de los que él le había dicho. Ese sentimiento de engaño —que pudo haberse evitado— fue motivo de discusiones toda la vida.
5. Metas personales y planes a futuro
Nada hay más triste que encontrarse con la pareja perfecta y descubrir que los planes y proyectos de vida no coinciden. Él quiere una cosa y ella otra, ambos parecen ir en direcciones opuestas y, sin embargo, se aman. ¿Qué se puede hacer en esos casos? Nuevamente: Hablar con sinceridad, llegar a acuerdos, ceder mutuamente sin sacrificios vanos y egoístas (por contradictorio que se escuche) o replantear la relación.
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Hay muchas buenas relaciones que no trascienden, que no llegan a concretar un matrimonio y se separan, lo cual es doloroso. Pero sin duda esto es menos trágico de lo que podría ser la decepción y el desengaño a la vuelta de los años. Casarse es la aventura de vida más extraordinaria que conozco y sé que resulta una experiencia feliz cuando ambas partes son sinceras, se aman, trabajan juntas, conservan vidas propias y se aceptan como son. Deseo que la tuya sea muy, muy feliz.