Un círculo de mujeres rodeaba a una madre y su niño que yacían en el piso en un aeropuerto (y el motivo es simplemente emocionante)
El poder de hermandad que nos une a otras mujeres es tan prístino como inconmensurable
Fernanda Gonzalez Casafús
Cuando leí esta historia las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas. Y creo que a tí te sucederá lo mismo. Dicen que las mujeres competimos, nos peleamos y envidiamos. Sin embargo, cuando una necesita de la otra, ahí estamos. Y aunque esa otra mujer sea una perfecta desconocida, algo en nuestro interior nos mueve a ser solidarias con ella cuando más lo necesita.
Beth Bornstein Dunnington es una escritora y madre, que reside en Hawaii y que ha compartido en una publicación de Facebook una situación que le tocó vivir a principios de mes cuando estaba en el aeropuerto de Los Ángeles, y se disponía a viajar a Portland, Oregón. De acuerdo a lo relatado en ABC News, lo que sucedió la dejó sumamente conmocionada y quiso compartir su vivencia en las redes sociales.
Beth estaba esperando tomar su vuelo, cuando vió a un niño de un año y medio de edad aproximadamente en una total crisis. Se lo veía sumamente alterado, corría, trepaba las sillas, lloraba, gritaba y se revolcaba en el piso. Su joven madre, quien estaba embarazada, no lograba calmarlo y estaba visiblemente perturbada por la situación. La madre del niño lo intentaba todo, pero nada era suficiente; quería tomarlo en sus brazos pero el niño no paraba de gritar y retorcerse. La mujer estaba sola y no sabía qué más hacer para que su hijo se tranquilizara, según cuenta Beth en su publicación.
Entonces, la escritora cuenta que esta madre, turbada por la situación se sentó en el piso del aeropuerto y tomó su cabeza entre las manos. Y comenzó a llorar, a la par del niño que también lloraba y seguía teniendo un fuerte berrinche a su alrededor. Allí fue cuando sucedió la “magia”, pues algunas de las mujeres que estaban en el lugar, sin recriminar ni hacer comentarios o miradas juiciosas, se acercaron a la mujer y al niño e intuitivamente comenzaron a rodearlos en un círculo.
Así lo expresa Beth en su publicación: “Las mujeres en la terminal debimos haber sido seis o siete de nosotras, no nos conocíamos, y nos acercamos y la rodeamos a ella y al niño; nos arrodillamos y formamos un círculo alrededor de ellos. Yo canté “The Itsy Bitsy Spider” para el niño pequeño, luego una mujer le tendió una naranja que ella pelaba, una mujer tenía un pequeño juguete en su bolso con el que dejó jugar al niño, y otra mujer le dió a la mamá una botella de agua. Fue tan hermoso, no hubo discusión y nadie conocía a nadie más, pero pudimos calmarlos a los dos, y ella consiguió abordar con su hijo el avión. Solo fuimos mujeres las que se acercaron. Después de que atravesaron la puerta de embarque todos volvimos a nuestros asientos separados y no hablamos sobre lo sucedido. Éramos extrañas, reunidas para resolver algo. Se me ocurrió que un círculo de mujeres, con una misión, puede salvar el mundo. Nunca olvidaré ese momento“.
Un círculo sanador
El posteo de Beth fue compartido 18 mil veces, y tuvo 60 mil reacciones y unos 200 comentarios. La mujer dijo que la gente se sintió muy emocionada por esta publicación porque, según sus palabras, “parece que estamos ansiando simples actos de bondad en este momento. También creo que esto resonó porque no lo convertimos en algo grande en el momento. Sinceramente, se sintió significativo porque eran mujeres que se levantaron para ayudar “.
La mujer espera que esta publicación ayude a reflexionar acerca de la importancia de brindarnos a las personas en los momentos donde una pequeña ayuda puede resultar en un gran cambio. Pero además, nos invita a pensar en el poder de comunicación intuitiva que tenemos las mujeres para actuar en momentos donde otra de nosotras necesita ayuda.
Lo que hicieron estas mujeres en el aeropuerto fue simplemente un acto ancestral y visceral. Siguieron su instinto, y se reunieron en círculo como forma de protección a otra mujer que se veía conmocionada y superada por la situación. Nadie dudó, nadie preguntó nada ni habló. Al unísono, y como si siguieran un llamado de la naturaleza, las mujeres acudieron al pedido de ayuda silencioso que una madre estaba demostrando.
A través de la historia de la humanidad, las mujeres nos hemos reunido en círculos para un montón de fines y experiencias: cantar, sanar el cuerpo y el alma, orar, meditar, cuidar de los niños y apoyarnos entre sí. Las mujeres solemos hacer “tribu”, y siempre lo hicimos. Hoy, esta sociedad no nos da demasiado espacio para ello, pero hacer tribu entre mujeres es la mejor manera de apoyarnos y darnos fuerzas.
La naturaleza misma de la mujer es la de compartir, apoyarse, y brindar apoyo y contención. En una sociedad donde se habla de la falta de unión entre las mujeres, hechos como el acontecido en el aeropuerto dan cuenta de cuánta falacia hay en esa creencia de que las mujeres no somos empáticas con otras mujeres o somos demasiado envidiosas o poco amigas. Es hora de reivindicar la unión de las mujeres y mostrarles al mundo cuánto podemos aportar a la sociedad cuando unimos nuestras fuerzas.
De acuerdo al sitio Mujer Holística, reunirnos en círculo tiene estos beneficios para el alma:
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Nos da el poder de hablar desde el corazón, y no desde lo racional, lo que permite expresarnos tal cual somos
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Nos permite sentirnos conectadas y parte de un grupo de personas. Es una energía muy tribal, necesaria para nuestro sentido de pertenencia
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Nos ayuda a conectarnos mejor con la intuición.
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Nos recuerda que “todos somos uno”
El círculo de mujeres en la maternidad
Desde que soy madre creo que nunca valoré tanto a las mujeres a mi alrededor. Juntarnos con otras madres y mujeres experimentadas en la vida me abrió interrogantes, me resolvió inquietudes, me dió a conocer distintas opiniones, pero por sobre todo, me enseñó el verdadero valor de cada madre, de cada mujer y de toda la fuerza que tenemos como formadoras de la sociedad.
Hacer un círculo de mujeres y hacer “tribu” nos da coraje, valor y fuerza para enfrentar los retos diarios de la vida, en un mundo donde la mujer no siempre recibe el respeto que merece. No dejes de brindarte hacia las demás mujeres, y si puedes, comparte a menudo tu experiencia con otras madres y mujeres, sin juzgar ni desvalorizar, sino con la creencia de que cada experiencia es enriquecedora.