Yo manipulo, tú manipulas, todos nos lastimamos: 4 formas de reaccionar ante la manipulación
Si sabes o sospechas que tienes relación con alguien que manipula a otros, aquí encontrarás información valiosa para enfrentarlo, sin salir lastimada.
Pilar Ochoa Mendez
Yo no sabía sobre manipulación, nada. Tuve la bendición de ser criada por una madre que nunca utilizó este tipo de cosas como herramienta educativa, correctiva o de cualquier otro tipo. Es por ello que al enfrentarme a mi primer “manipulador”, me quedé fría. El amor, la aceptación incondicional así como el apoyo de mi familia y muy buenas amigas, me ayudaron a salir adelante.
En ese momento, no me di cuenta de la trascendencia de lo que acababa de ocurrir: había logrado escapar ilesa, había sobrevivido al primer ataque de un manipulador.
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¿Quién es un manipulador?
Este tipo de personas buscan conducir a los otros, cambian constantemente, engañan. Son aquellos hombres o mujeres que no presentan su verdadera cara, sino que como una serpiente, buscan hipnotizar, envolver, vencer sin convencer. Estas personas no usan la razón, han descubierto que la inseguridad, la culpabilidad, el miedo o tal vez la necesidad de aceptación, puede ser su mejor arma.
Un manipulador nunca te atacará, al menos no directamente. En vez de eso, hará comentarios sarcásticos acerca de tu persona, “ligeramente” hirientes, ya sea a solas o frente a otros. Cuando le sea conveniente, será capaz de ignorarte sin importar cuanto te pueda lastimar esa actitud. La única herramienta que sabe usar para defenderse, es hundir a otros.
¿Manipulador yo?
Todos podemos caer en el juego de la manipulación, tal vez sin darnos cuenta. Con nuestros padres, pareja, especialmente con nuestros hijos o subordinados. Si mantuviste una relación cercana con un manipulador, lo más probable es que hayas aprendido “a la mala” la efectividad del chantaje para conseguir tus objetivos. Algunos puntos para saber si acaso hacemos uso de este tipo de recursos, son los siguientes.
Manipulamos cuando:
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Consciente o inconscientemente hacemos sentir culpables a los demás.
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No decimos las cosas de frente, sino con rodeos o involucrando a terceras personas.
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Culpamos a los demás de nuestros problemas y justificamos cada pensamiento y acción nuestra.
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Engañamos, cuando decimos verdades a medias, cuando ocultamos hechos que el otro tiene derecho de saber.
¿Será que tú y yo hemos sido manipuladores? Es tiempo de ponerle un alto.
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Aprende a reconocerlo
A la distancia, uno siente pena por quien manipula. Quien manipula exhibe una ira contenida y encerrada en lo más profundo de su corazón, que sale en forma de ataques, desprecio, una falsa superioridad y un continuo engaño. Sin juzgar al manipulador, me duele su soledad. Le acompañaré, si lo permite, desde el amor. ¿Desde la inferioridad? No, gracias. Por ello, aquí algunos rasgos de aquellos quienes buscarán situarse siempre, por encima de ti.
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Nunca tiene la culpa, no se permite equivocarse y menos frente a otros.
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Evade, ignora, minimiza al ser confrontado. En el diálogo franco y directo este se justifica, deshaciéndose en una gran variedad de excusas -bastante razonables por cierto- según las cuales él o ella ha actuado bien.
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Siente un profundo miedo al abandono, a ser abusado. Se excusa en conductas pasivo-agresivas para protegerse del mundo. De alguna forma, todos cargamos heridas profundas en nuestra persona. Un manipulador ha aprendido a huir de ellas a través del ataque personal, íntimo.
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Ante alguna tarea que no desea realizar, lejos de manifestar su inconformidad, el manipulador obstaculiza, olvida, se tarda. De mil y un formas evita cumplir con aquello que le desagrada. Disimuladamente, claro.
Sí, me encuentro ante un manipulador, ¿ahora qué hago?
Una vez que hemos reconocido que estamos involucrados con una persona de estas características, lo que uno debe hacer es alejarse. Aquí algunos consejos para lograr salir de este círculo de dependencia.
1. Reconoce lo que sientes
El manipulador se ha vuelto experto en humillar, minimizar, ignorar a otros. Date cuenta cómo te hacen sentir sus comentarios, palabras o actitudes. Tus sentimientos son reales, válidos y pueden tener un sano cauce.
2. Aprende a identificar la manipulación
Como un buen detective, aprende a reconocer las acciones que implican un comportamiento pasivo-agresivo. Solo identificándolas, podrás actuar ante éstas de una forma consciente, positiva y liberadora.
3. Acéptale
Tu trabajo no es cambiarle, resolver sus necesidades, redimirle. Él o ella debe trabajar sus heridas, tu labor tan solo es aceptarle y quererle como es, claro, eso no significa permitir que te lastime.
4. Sé amable, siempre
Contéstale con toda la comprensión y amor con la que quisieras ser tratado. Puedes contestar incluso a sus mensajes “ocultos” de una forma tranquila y positiva. Aquí comparto un ejemplo. En un ambiente de trabajo me encontré con una compañera sumamente exigente, dura, incluso grosera. Ante un correo electrónico en el que criticaba mi trabajo y a mí misma de forma injusta, le contesté marcando copia abierta para nuestra supervisora. El mensaje iba más o menos así: “Entiendo que no estás de acuerdo con mis acciones y agradezco mucho tus amables comentarios. Me encanta trabajar en un ambiente en el que tenemos la confianza de expresarnos abiertamente.” ¿Fue amable su mensaje? No, pero no le permití lastimarme, y le hice ver que no estaba sola, marcando copia a mi supervisora. Te aseguro que no lo volvió a hacer, de ahí en adelante siempre se dirigió a mí con respeto.
Finalmente, algo muy importante: si esta persona tiene mucho poder sobre ti (laboral, emocional, incluso espiritualmente), busca apoyo.La manipulación es una forma de violencia que puede dañar seriamente la autoestima de quien la sufre. Recuerda reconocer y validar lo que sientes y acércate a quienes de corazón te puedan ayudar.