De la adolescencia y algo más

Criar hijos adolescentes jamás ha sido fácil, pero tampoco es tarea imposible. En este artículo te regalo 3 puntos importantes para educar a tu hijo adolescente y no morir en el intento.

Erika Otero Romero

Marian pasó de la noche a la mañana de ser una niña tierna, dócil y amante de las princesas y los cuentos de hadas, a vestirse de negro, ser rebelde y a andar en grupo con niños de su edad. Sí, como lo has leído: porque —si me lo preguntan— alguien de once años de edad, por supuesto que es un niño. Como era de esperarse, sus padres empezaron a preocuparse pues sentían que estaban perdiendo a su hija y temían lo peor. No sabían qué hacer y mucho menos cómo actuar para que ella no terminara de salirse de sus manos.

Como debes saberlo por experiencia propia, todos los cambios y transiciones cuestan. Lo que hace más terrible el asunto es que como personas tenemos que asumirlos a lo largo de toda la existencia y en esto sí que no tenemos poder de elección, lo único que podemos hacer al respecto es adaptarnos lo mejor posible a nuestras circunstancias.

Hay muchos cambios en la vida que no entendemos y que nos cuesta trabajo aceptar. Entre ellos, acaso el que más sobresale es el de la adolescencia. Nos rebelamos en contra de él pero ¿y quién no? Es que pasar de ser un niño protegido, que tiene quien vele por él y sus necesidades, quien todo lo tiene al alcance de su mano y que de una u otra manera son nuestros padres los que toman las decisiones por nosotros, a una situación de gran inestabilidad. Es ver cómo el cuerpo cambia, a sentirse muy confundido y a elegir por sí mismo con muchas posibilidades de equivocarse. No, no es nada fácil. Desde luego que tampoco es el fin del mundo, pero a esa edad todo parece más grande de lo que en realidad es.

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Por lo antes dicho quiero hoy darte algunos consejos que pueden ayudarte en la crianza de tu amado adolescente y así ayudarte para que la situación por la que están pasando sea más llevadera.

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1. Ten paciencia

Aunque no te guste como luce, aguanta y soporta, lo peor ya pasará. Tu muchacho o tu hijita, niños a los que antes vestías de trajecitos impecables y vestidos marineros, ahora o bien parecen payasos a los que solo les falta la peluca multicolor, o lucen como protagonistas de una película de terror adolescente. ¡Relájate!, querer vestirse de esa manera es solo la forma en la que tus hijos están manifestando la búsqueda de su propia identidad. Créeme, tan pronto encuentren su apariencia deseada, la búsqueda parará y después de eso lucirán más “normales”.

2. Eres su progenitor, no su amigo

Y eso jamás lo olvides. Está bien sentirse y creerse amigo de los hijos, pero jamás olvides que eres su progenitor, guía, ejemplo, educador y en ocasiones quien debe corregirlo para que no se meta en más problemas de los que debería.

Muchos padres tratan de ser amigos de sus hijos con la intención de establecer lazos de confianza, y sí: quizá esa sea la única justificación. Pese a eso, tu hijo debería confiar en ti por el simple y sencillo hecho de que eres uno de sus padres. Para ello, para que tu hijo confíe en ti desde un principio, debes ser alguien en quien él crea, que no lo haya defraudado al faltar a alguna promesa. Solo de esa manera harás el papel que debes en esa etapa tan difícil como es la adolescencia.

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3. No permitas que te falte al respeto

Aunque parezca absurdo, hay adolescentes que han golpeado a sus padres, les han robado e insultado. Lo sorprendente es que muchos de esos padres caen en el grave error de justificar ese comportamiento y lo toleran al punto de lo absurdo.

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¡NUNCA!, nunca permitas que tu hijo sea el reflejo de una sociedad dañada, frena esa actitud nociva desde la primera señal con disciplina, a fin de que le deje claro que tú eres su padre o madre y no una suerte de muñeco con el que puede hacer lo que le plazca.

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No sientas jamás pena o remordimiento, piensa que estas formando a un hombre o mujer que deben ser seres de bien para una sociedad y si tu hijo es sensato y ha sido bien educado, reconocerá que se ha equivocado y corregirá el camino o por lo menos (a regañadientes) hará el esfuerzo.

Ser padre o madre es uno de los oficios a tiempo completo más arduo y desgastador que pueda existir, pero lo afortunado de todo el asunto es que si haces bien tu trabajo, los frutos los verás a mediano plazo y estarás más que feliz de ver los resultados, materializados en hijos felices y de bien para sí mismos, TU FAMILIA y la sociedad.

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Erika Otero Romero

Psicóloga con experiencia en trabajo con comunidades, niños y adolescentes en riesgo.