5 formas de eliminar la pobreza en tu vida

Ya sea pobreza o riqueza, ambas nacen en el mismo lugar: la mente y el corazón del hombre.

Emma E. Sánchez

Muchas personas asocian erróneamente la pobreza con la falta de dinero, pensando que de haber los medios suficientes o de sobra, todas las cosas a su alrededor se resolverían. Lo curioso del asunto es que la experiencia humana nos muestra que hay quienes, incluso teniendo dinero, siguen siendo pobres. O lo contrario: que hay quienes sin tener los medios, llegan a vivir vidas de abundancia ¿Cómo puede suceder esto? Fácil: todo está en nuestra actitud hacia la vida.

A continuación te presento 5 sencillas ideas que pueden ayudarte a hacer la diferencia en tu actitud y, por lo tanto, a impulsarte a mejorar de manera económica, así como en la abundancia de tu calidad de vida.

1. La suciedad

La suciedad, la tierra, el polvo y la descomposición de las cosas, siempre se relaciona con la pobreza. Acaso se parte del razonamiento de que no hay dinero para asear o reparar lo descompuesto, cuando en realidad lo que sucede es la mentalidad de los que viven en ese lugar. En palabras más sencillas: tu mente nunca podrá estar en orden o limpia, si tu entorno es sucio o está en caos.

Jamás te acostumbres a la suciedad en cualquiera de sus manifestaciones. Si algo en tu hogar se daña, hay que repararlo. Si se ensucia, lávalo. Si ya no sirve, deséchalo.

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2. La pasividad

Es común relacionar —nuevamente— la pobreza, con personas inmóviles o pasivas, cuando es la pasividad la que nos lleva a la pobreza. Quien no se mueve, no sobrevive, quien se queda inmóvil, se convierte en parte de ese lugar. Cuando hay movimiento, hay vida: se abren nuevas oportunidades, se gana el alimento del día y con él la esperanza de hacerlo al día siguiente. La mente necesita movimiento, acción para pensar y buscar soluciones. No te permitas quedarte inmóvil, busca el movimiento, camina para pensar, camina y observa, en el trayecto se encuentran oportunidades o surgen las buenas ideas. La mente es un músculo que se atrofia como lo hace el cuerpo cuando dejamos de movernos. La pasividad es la antesala de la muerte.

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3. La mezquindad

El diccionario de la Real Academia Española define mezquino como: “El que escatima excesivamente el gasto; falto de nobleza de espíritu; pobre, pequeño, diminuto, desdichado, desgraciado o infeliz” ¿Cómo es esto posible? ¿cómo se puede dar cuando no se tiene nada? ¡esa es clave justamente! ¡Dar cuando no se tiene absolutamente nada! La persona mezquina teme gastar en todo, inclusive en sí mismo, limitando de esta manera que el dinero fluya y que la abundancia llegue a su vida. Si es necesario gastar, se gasta. Si es necesario hacer un esfuerzo mayor para comprar u obtener algo se hace el esfuerzo, entonces la maquinaria del progreso se echa a andar.

Sin importar dónde estés, siempre habrá alguien más necesitado que tú. Por lo tanto es tu deber ser generosa, porque de esa manera —en su momento— otros serán generosos contigo también.

4. Las prioridades equivocadas

Dos personas pueden recibir la misma exacta cantidad de dinero y ambas hacer cosas mucho muy diferentes. A unos parece que el dinero “les luce más” mientras que a otros “ni todo el dinero del mundo” pareciera serles suficiente.

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Algunas personas consideran más importante, por ejemplo, tener un gran televisor, que poner un techo seguro en su casa. Otros, usar ropa de marca antes que alimentarse de manera correcta. Unos más anteponen pagar una gran fiesta, en vez de dedicar ese dinero a una educación.

Cada uno de nosotros define sus prioridades conforme a sus creencias, hábitos, educación y hasta tradiciones familiares. Es necesario que nos auto revisemos y verifiquemos que nuestras prioridades sean aquellas que nos ayudarán a mejorar nuestra vida y la de los que amamos, las que nos limitan y encierran en el círculo eterno de la pobreza generacional.

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5. El conformismo

Decir y pensar que lo que tengo es suficiente, puede ser un arma muy peligrosa a largo plazo. Ser feliz con lo que se tiene, es muy diferente a conformarse. Una persona tiene un trabajo donde le va bien y se conforma, deja de esforzarse, de aprender más, de buscar un empleo o negocio extra y el día que lo pierde, se muere de miedo porque no sabe hacer nada más, se queda desprotegido y se hunde en la desesperación y la tristeza.

Nunca te conformes, mantente en movimiento, sé generoso, sé limpio y transforma tu vida y te garantizo que la pobreza nunca tocará a tu puerta.

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.