El mensaje de los Magos de Oriente sigue vigente
Los Magos de Oriente realizan un largo viaje atrás de una estrella, la vida del cristiano es un peregrinar por desiertos pero al final del viaje hay un niño que nos sorprende por su hermosura y su santidad, lo menos que podemos hacer es adorarlo.
Marta Martínez Aguirre
El evangelio de Mateo nos narra un hecho sorprendente que a todos nos encanta desde niños: La visita de los Magos de Oriente. Las lecturas bíblicas de esta celebración tienen un gran componente alegórico y están llenas de significado para nuestras vidas.
En el Antiguo Testamento Dios se hace presente en medio del Pueblo de Israel de un modo incomparablemente trascendente y poderoso, pero luego en el Nuevo Testamento Dios se da a todos los pueblos del mundo, de un modo muy singular: por medio de su Hijo que nace pequeño y humilde.
Este mensaje de los Magos de Oriente, popularmente conocidos como los «Reyes Magos». Según antiguas tradiciones se les ha puesto nombres y se representan en los pesebres por tres reyes pertenecientes a las tres principales razas humanas conocidas en la Antigüedad: la blanca (Melchor), la oriental (Gaspar) y la negra (Baltasar). El mensaje de esta representación es bien clara: el Hijo de Dios nace para toda la humanidad.
Así los Magos que eran sabios dedicados a la observación del cielo, descubren entre tantas estrellas del firmamento, que nace una nueva. Y se preguntan:
– ¿No será la estrella que anuncia al gran Rey esperado por los judíos?
De este modo comienzan las preguntas, las dudas y las burlas de todos: deben estar realmente locos, realizar un viaje de tantos kilómetros, invertir tanto y tomarse todas esas molestias, para conocer a un incierto rey extraño. Más allá de las dudas, estos hombres emprenden el camino, toman los camellos y se largan. Jesús lleva un año aproximadamente de nacido pero ellos no tienen idea de ello. Viajan por dunas, tormentas de arena y quien sabe cuántas miserias, pero ellos insisten en su deseo de conocer al que sería Rey. Se detienen en cuanta ciudad atraviesan y preguntan dejando desconcertando a su paso a la gente.
“¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo”.
Herodes se pone nervioso con la noticia que llega a sus oídos. Quien se opusiera en su reinado o fuera sospechoso de ocuparlo debería temblar, él ya ha matado a un hermano, a dos de sus hijos, y a su adorada esposa. Un bebé es mucho más fácil. Consulta a sus propios sabios y éstos le dicen de acuerdo a la profecía nacería en Belén de Judá. Herodes no duda y le pide a los Magos:
“Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje”.Los Magos siguen su viaje con esperanzas. El corazón les late con fuerza y apresuran el paso pues la estrella aparece de nuevo y se detiene encima de una casa sencilla. El pesebre ya no existe, es parte del pasado, ya transcurrió un año desde el nacimiento del niño. Dice el evangelio:
“Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra”
Ellos no se detienen a pensar ni en la fragilidad del niño, en la madre adolescente, ni en la pobreza del entorno, o que el padre es carpintero. Ellos miran, escuchan sus corazones y se arrodillan. Adoran. Y le entregan a la madre para el niño, los dones más bellos que han podido darle: oro, incienso y mirra.
Dios les avisa por medio de sueños y deciden irse, dejando a Herodes con sus manías.
Vaya historia que sigue dándonos un sacudón al alma. La fe inunda la escena. Unos Magos que nada saben con certeza, que siguen una estrella, donde la gente se burla de ellos, locos soñadores atrás de una quimera, pero que con fé y osadía emprenden el viaje. Hay tantas cosas que aprendemos de este relato:
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¿Eres una persona que busca ser sabia? Dice la Biblia que la sabiduría es uno de los dones del Espíritu Santo, ¿la buscas al despertar?, lees las Escrituras y te llenas de tesoros escondidos? Proponte cuidar tu formación espiritual durante este año, lecturas, a tu alcance (libros, revistas, a través de internet).
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¿Cuál es la estrella que sigues? Tienes alguien cercano que te guía y orienta en tu camino de fé, si no lo tienes te invito a que agendes una cita y busques su guía hacia el Señor.
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¿Tu fé es igual a la de los Magos?, ¿eres capaz de seguir al niño aun cuando otros se ríen? ¿aún en medio de las tormentas de arena?,
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¿Está dispuesta tu alma a emprender el sacrificado viaje y comenzar el camino del desierto y la sequedad, o te pesa dejar las comodidades y la seguridad?. Deja este año los miedos y emprende el viaje, tal vez te encuentres con tiempos de desolación y desiertos, pero recuerda a quien encontrarás con una sonrisa…
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¿Le hablas a todos en tu diario camino que ha nacido el Rey de Reyes?, date tiempo, deja de lado la vergüenza y comparte tu testimonio con resolución y alegría.
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Es bello saber que Jesús se manifiesta a la humanidad, pero esa realidad es hermosa cuando la vives íntimamente, ¿has encontrado al Salvador?, si no lo has hecho, búscalo dentro de ti y escucha su llamado.
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¿Le adoras?: puedes hacerlo cantando una alabanza, recitando un salmo, diciendo una oración, haciendo un día de retiro, peregrinando a un santuario, ayunando, sirviendo a alguien necesitado.
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¿Qué regalo le puedes ofrecer? ¿Qué tesoro puedes darle?Piensa en tus dones y talentos y ofrécelos. Recuerda que el amor es el mayor de los dones, ama y entrégate este año, es un excelente modo de agradecer al Señor que se haya manifestado en medio de tu vida.
El día de Reyes es un día especial para los niños, por los regalos, que este año sea especial porque el Hijo de Dios se ha manifestado en tu vida y esa es la belleza del evangelio, saber que Dios está con nosotros. ¡Vamos te invito a celebrarlo!