¿Estrenando bebé? Lo que toda esposa quisiera que tú hicieras
¿Te da miedo acercarte o hacerte cargo de tu recién nacido? No te preocupes: aquí hay una serie de ideas de lo que puedes hacer para ayudarle a tu esposa y, de paso, ganarte su corazón. ¡Garantizado!
Yordy Giraldo
Nadie nace sabiendo, sobre todo cuando de recién nacidos se trata. Sin embargo, a las mamás les toca ir aprendiendo sobre la marcha. No hay de otra: los bebés no esperan. Sin embargo: ¿qué pasa con los papás? Por lo general ellos se quedan al pie del cañón, o más bien como carne de cañón, y es que en esos momentos la mamá no tiene tiempo ni ganas para ellos.
Los padres primerizos por lo general no saben ayudar; suelen estorbar, no pueden irse, pero a veces hasta parece que quedarse también es una muy mala idea. Es por ello que lo recomendable es tener un plan más o menos hablado desde antes. Es bueno que la pareja tenga claro que la vida familiar va a sufrir cambios drásticos con la llegada del recién nacido. Por ello, antes de que éste llegue, es necesario que ambos establezcan ciertas reglas y que se comprometan a cumplirlas.
Lo primero que deben interiorizar es que mínimo los tres primeros meses, la vida de pareja será prácticamente nula, pues el bebé depende por entero de los padres, sobre todo de mamá. Así que nada de celos, reclamos, corajes, ¡y a mantener la calma, que hay un bebé en casa! Ahora si tú como papá no sabes exactamente en qué ayudar en este momento, aquí te doy algunas ideas:
1. Encárgate de las visitas
Mamá no tiene tiempo ni cabeza para lidiar con los visitantes, no importa el lazo sanguíneo que exista. Así que lo mejor es que seas tú quien las atienda, y también quien maneje el reloj para hacerles notar el momento en que se agradece su presencia, pero que es mejor darle el espacio a la mamá y al bebé de acostumbrarse el uno al otro.
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2. Ayuda en casa y a tiéndete solo
Pasa que con eso de estar pendiente del niño las mamis no tienen tiempo ni para comer, mucho menos para cuidar de la casa. Qué tal si para variar apoyas con esas tareas. No se trata de que tengas la escoba en una mano y el sacudidor en la otra, pero sí de preocuparte por la comida y los trastes sucios. Sí, sé que suena un poco feo, pero la verdad es que sería el colmo de la desconsideración para tu esposa y tu hijo estar preguntando por tus calcetines, o tu camisa a cuadros.
3. No hagas mucho ruido
Está bien que el bebé se acostumbre a los sonidos del ambiente, tampoco hay que exagerar, pero por favor mantén los ruidos a niveles normales, es suficiente con el llanto de la criatura.
4. Ten paciencia, mucha paciencia
Es complicado, por supuesto que tú también estás experimentando cambios y te sientes agobiado. Pero trata de tomar en cuenta que la madre viene de experimentar emociones tan fuertes y un agotamiento tan extremo como lo es el que de su cuerpo emerja otro. Ahora, a eso agrega que ese ser delicado y frágil depende totalmente de ella. Por eso es en verdad muy importante que hagas un esfuerzo y procures estar tranquilo, cariñoso y comunicativo.
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5. Colabora tanto como puedas
Aquí la comunicación es fundamental. Déjale saber a tu pareja qué tan dispuesto estás a ayudar, y entre ambos fijen los límites, dejando en claro tus condiciones. Por ejemplo tú lo bañas, le sacas los gases, lavas los biberones, pero requieres indicaciones claras y que te tenga confianza. Sí: también tú necesitas involucrarte en los cuidados del niño, y es seguro que eso te unirá más a tu bebé y te transportará a un paraíso que ni siquiera imagina quien no se involucra.
6. Mantente presente
A los hombres desafortunadamente no les dan muchos días de licencia por paternidad. Pero ya sea que acumules para esas fechas tus vacaciones, o que tengas oportunidad de negociar tus horarios, es importante que te mantengas cercano a todo lo que sucede en casa. Sé consciente de las idas al doctor, el desarrollo del bebé, las necesidades de tu esposa, etc. No solo por un sentido del deber, sino porque esos son detalles que te unirán más a tu bebé y a tu esposa. Y claro: ella te lo agradecerá enormemente.
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Cada familia y cada niño tienen necesidades y dinámicas diferentes que son imposibles prever con anticipación. Por ello todo lo que te acabo de mencionar tiene un grandísimo margen de error. Sin embargo una cosa si es segura: si tú no te preparas con anticipación y si no eres consciente de que no se trata únicamente de que apoyes a tu pareja, sino de que todo lo que hagas lo estás haciendo principalmente por tu hijo y que vale la pena, ni ahora ni nunca podrás llegar a establecer ese vínculo con tus hijos, que durará vigente toda la vida. No lo olvides: una cosa es ser progenitor, otra muy diferente ser padre, y muy pocos —solo los que sirven, aman y sacrifican su comodidad— llegan a la calidad de ser llamados con todo el amor del corazón: “papá”.