Si el amor con tu pareja está cansado, dale cada día del agua que revitaliza
Desviar la mirada, ignorar sus pedidos, olvidar fechas y compromisos es una rutina que carcome las ganas de seguir bajo el mismo techo. Si el amor con tu pareja está cansado, dale cada día del agua que revitaliza.
Marta Martínez Aguirre
Un simple pedido terminó su cansancio del amor
El calor trepaba por la piel seca, sus manos cansadas aumentaban el hastío. A Jesús no le importaba que fuera mujer, y mucho menos samaritana. El amor del Maestro siempre ha trascendido culturas, etnias, géneros y chismes de vecindario. Él sabía que ella era una mujer con sed. Y para saciarla había deambulado de sábana en sábana, llevaba ya en el haber seis maridos. Como dijo Anselm Grün, ella “se (había) enredado en el cansancio del amor”.
Tú te identificas con ella, te secas las manos en el repasador y te sientas a leer un poco más de su historia (Juan 4: 1-28) porque sabes que, al igual que ella, eres una mujer cansada de amar sin resultados. Sientes que te agotas de seguir luchando por ese matrimonio, que ya has intentado todo: desde terapia de pareja a retiros espirituales. Bien sabes lo que es el amor cansado.
Distancias que agotan al amor
Sé que ambos se sienten hastiados el uno del otro, apenas dialogan, él se aferra más al televisor de plasma que a tu mano. Tú le eres indiferente e inventas dolores de todo tipo para no decirle que ya no lo deseas. Inevitablemente el amor suyo está tirado en el pasillo, con los ojos vencidos, partido en varios fragmentos, gimiendo por un recuerdo que apenas es un jirón. La infidelidad seduce. La violencia hace fila en las constantes discusiones por pavadas (tonterías).
“Lo mío” y “lo tuyo” han dejado atrás al “nosotros”. Cada uno actúa la escena del distanciamiento, dejan que aumente la grieta de la indiferencia y, poco a poco, se hacen cómplices de la situación. Desviar la mirada, ignorar sus pedidos, olvidar fechas y compromisos es una rutina que carcome las ganas de seguir bajo el mismo techo.
El cansancio del amor gotea, salpicando a los niños
Nadie quiere animarse a dar el primer paso. La sociedad actual murmura que frente a esto nada mejor que deambular por nuevos cuerpos y como a la samaritana, la sed sigue quemando por dentro. “Si te cansas de esta pareja, manotea afuera que hay miles esperándote”, dice el discurso social. Así la búsqueda frenética te lleva a nuevos escenarios, apasionados y locos en el inicio, pero lleno de sinsabores con el paso del tiempo.
La receta para el amor cansado es quitar de la boca el despiadado “no”. No te imagines que te estoy invitando a que le des los gustos en todo, sé que tu sueldo apenas te da para costear una salida a la playa más cercana. Pero tienes la oportunidad de empezar a darte cuenta de que un “sí” cambiaría las cosas.
1. Cambia y da de tu tiempo
Comienza diciendo “Sí, me haré tiempo”. Quizás todavía está ese pantalón sin zurcir, pendiente esa ida a la casa de tus suegros, esa tarde de cine en casa, esa tarta de chocolate y frutillas. ¿Qué puede suceder si en vez de decirle un “no” rotundo te dedicas a llevarlo a cabo? El verdadero amor es capaz de sacar un conejo de la galera haciendo cambios.
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2. Vuélvete adolescente y dile cuánto le amas
Sé que lo deseas. ¿Recuerdas que era capaz de pintar su nombre en las paredes y dejarle notas de amor por todas partes? ¿Qué te parece la idea de llevar el “no” a una nueva dimensión y transformarlo en una realidad? Deseas que te lleve a bailar, apaga las luces y ármate una fiesta en la casa; deja los niños con los abuelos, decora la casa, busca los viejos discos compactos y emociónate de nuevo con aquellos temas que una vez los unieron.
3. Haz reservas y tengan experiencias inolvidables
Si un crucero es un sueño ajeno a tu bolsillo, reserva un fin de semana en una cabaña; si no puedes con esto, siéntate a pensar si a lo mejor lo que desea es una tarde juntos abrazados. La piel también admite reservas en efectivo. Quizás puedas reservar la mejor lapicera y escribirle ese poema de amor que tanto anhela.
Jesús llevó a la samaritana a la fuente misma del amor; así, deja que tu pareja acceda a la tuya y verás que el amor deja de estar cansado, más aún, se revitaliza y los revitaliza a ambos.