No pongas la tecnología al alcance de los más pequeños todavía

Si tu hijo es menor de 5 años y quieres favorecer su inteligencia, aléjalo de la tecnología, por lo menos por un tiempo y notarás la diferencia. ¿Quieres saber por qué?

Emma E. Sánchez

El psicólogo Álvaro Bilbao, en cierta ocasión dijo: “La llave del desarrollo potencial del cerebro del niño está en las relaciones con sus padres”, lo que significa básicamente que está en sus manos la oportunidad de desarrollar la mente de sus hijos de manera exponencial, si tan solo trabajan en su relación con ellos. Esto no parece nada nuevo ni demasiado complejo, sin embargo, en estos últimos años las cosas se han transformado drásticamente para mal de los niños.

Como ya muchos lo sabemos, los primeros seis años de vida de un niño son fundamentales para su desarrollo cerebral, ya que es en ese tiempo en el que su percepción, capacidad sensorial, lenguaje, psicomotricidad y muchas otras habilidades igualmente importantes, se fortalecen y consolidan. En este sentido, es muy importante permitir y fomentar actividades que promuevan el desarrollo de estas habilidades, ya que de no hacerlo, podría verse afectado este periodo sensible de su vida.

Si bien todos estamos de acuerdo con esto, entonces ¿en qué o cómo ha sido que esto ha cambiado de manera tan dramática? Considero que esto ha sido así a partir de la introducción de un solo elemento que está cambiando radicalmente nuestra concepción del mundo: la tecnología.

¿Cómo? Entonces, ¿es mala la tecnología para los niños? No, por supuesto que no es así, siempre y cuando consideres los siguientes principios básicos antes de acercar a tus pequeños a los dispositivos tecnológicos.

1. Tener en cuenta la edad de tu hijo

Si tus hijos son menores de 5 años, no les proporciones dispositivos electrónicos como tabletas y/o celulares, inclusive evita exponerlos a la TV. Tal vez se escuche como algo muy radical, pero tiene sentido, ya que alteramos los procesos naturales de desarrollo cuando los exponemos a fuentes que evitan su desarrollo físico, que alteran las relaciones humanas y que simplemente no favorecen la percepción y desarrollo sensorial de esta etapa.

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2. Dosificar y supervisar su uso

Tal vez el problema de dar a los pequeños tecnología en edades tempranas, no sería tan grave si los padres desde un principio dosificaran y supervisaran el uso de los equipos. Sin embargo, esto no sucede así, ya que a la menor provocación, se le da un celular a un pequeñito con el fin de entretenerlo o evitar que llore. Déjame decirte lo siguiente, primero: un celular tiene tantas o más bacterias y gérmenes que un baño y el bebé se lo lleva a la boca de inmediato. Segundo, para esos fines no se hicieron los celulares ni las tabletas. Tercero, este aparato no ayuda al desarrollo de su cerebro ni a la psicomotricidad de tu pequeño y por último, si le das al niño tu equipo, no deberá sorprenderte que lo rompa y lo arruine.

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3. Usar la tecnología como una herramienta

Tu hijo te observa a cada momento, aprende de ti y lo registra en su memoria y en su corazón, por lo que si él te mira usar constantemente tus equipos, ¿qué enseñanza le estás dando? Observa a tú alrededor: las madres que revisan sus redes sociales mientras amamantan, depositan su mirada en el celular, no en su pequeño; los padres se hablan sin mirarse, ponen su atención en otro lado y así sucesivamente. Es por eso que Bilbao sostiene que son las relaciones entre padres e hijos las que potencializan la inteligencia. Recuerda, tu niño es inteligente y puede desarrollar aún más sus conexiones cerebrales cuando le hablas y te relacionas con él.

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La tecnología —y lo que conlleva— es solo una herramienta, así que procura usarla como tal. Tu hijo va a aprender a usar computadoras y muchos más aparatos y dispositivos que tú; la escuela, los amigos y su mundo se lo van a mostrar más rápido que lo que tú imaginas. Si postergas un poco ese momento, le darás más tiempo a su cerebro para desarrollarse. Créeme, no pasa nada malo y sí mucho de bueno.

Por favor, aplaza el momento de poner en sus manos un equipo electrónico y si se lo das, dosifica el tiempo que pasa jugando o viendo videos, supervisa lo que ve y lo que escucha, no lo dejes solo y si se puede, que lo haga en tus brazos mientras lo acaricias y le hablas, eso siempre será lo mejor.

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Emma E. Sánchez

Pedagoga y Terapista familiar y de pareja. Casada y madre de tres hijas adultas. Enamorada de la Educación y la Literatura. Escribir sobre los temas familiares para ayudar a otros es mi mejor experiencia de vida.