10 sencillas maneras de fortalecer la espiriritualidad en tus hijos
Nada tendrá mayor influencia en el desarrollo de la fe en un niño, que el ejemplo vivo de sus padres.
Emma E. Sánchez
Erróneamente, llegamos a creer que el desarrollo de los valores morales, la fe, la espiritualidad y el creer en Dios, recae en los maestros, en los consejeros familiares o ministros religiosos. No obstante, es preciso reconocer que esa honorable responsabilidad es fundamentalmente de los padres.
Ir a la iglesia una vez a la semana y luego vivir los siguientes seis días como si nada, no es vivir una religión, y mucho menos llegar a conocer y amar a Dios. Para lograr esto, se requiere esforzarse por vivir diariamente los valores morales que sabemos son correctos y sobre todo, poner en práctica sencillas pero profundas acciones que forman y moldean el corazón y el espíritu de nuestros hijos. ¿Cuáles son esas sencillas acciones? A continuación te presento diez consejos que pueden ayudarte:
1. Orar de manera personal
Un principio básico en el cristianismo es la oración. Orar es establecer un diálogo personal con Dios y es por este medio que llegamos a establecer un lazo estrecho y sagrado con Él. Tus hijos deben ver y saber que la oración es muy valiosa para ti, entonces ellos querrán hacer lo mismo. Cuando nuestros hijos nos escuchan orar con sinceridad y agradecer o pedir por ellos, la pequeña semilla de la fe se siembra y crece en su corazón.
2. Orar en familia
Esta es la mejor manera de mantener unida y fuerte a tu familia. Procura orar por la mañana antes de que cada quien atienda sus propias actividades y por la noche cuando todos han regresado a casa. Los golpes más duros de la vida se sobreviven gracias a la unión de la familia, a su cariño y al poder sanador que tiene la oración en sus vidas.
3. Orar para bendecir los alimentos
Muchas cosas buenas se derivan de agradecer los alimentos diarios, te invito a leer este artículo: Agradecer el alimento diario: un hábito que edifica naciones
4. Asistir juntos a las reuniones religiosas
Ir a la iglesia juntos para escuchar, aprender y participar en una comunidad de creyentes, fortalece a nuestros hijos. Ellos se relacionarán con personas que se esfuerzan por vivir los mismos principios y creencias, estarán seguros y serán acogidos por otras familias y amigos que les cuidarán y animarán a lo largo de su vida.
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5. Bendecir a nuestros hijos
Bendice a tus hijos; en voz alta habla del amor que Dios tiene por ellos y otorga tu protección y cuidado junto al de nuestro Señor. Hazles saber lo buenos hijos que son, háblales de sus virtudes y de todo el potencial que tienen, de lo amados que son y de lo importante que son para quienes los rodean.
6. Leer juntos las Escrituras y otros buenos libros
La Biblia y otros libros sagrados deben estar al alcance de nuestros hijos en cualquier momento. De preferencia, dedica un tiempo especial al día o a la semana para que lean juntos y comenten las palabras que ahí están escritas. Discutir y aprender juntos es una de las mejores cosas de esta vida.
7. Platica con frecuencia y ten actividades a solas con cada hijo
Tener momentos a solas con cada integrante de la familia, ya sea para ir al supermercado, realizar actividades escolares o simplemente platicar, te ayuda a establecer un lazo especial con cada hijo, sin importar su edad. Esta es la clave para que los hijos no compitan entre ellos por el amor de sus padres, pues saben que cada uno es especial y lo mucho que se le ama.
8. Haz del servicio caritativo una tradición familiar
Ayudar al prójimo es uno de los principios básicos del cristianismo, mismo que debe ser observado no solo en la teoría, sino en la práctica constante. Involucra a tus hijos en labores de beneficencia y altruistas, hagan proyectos familiares de servicio en favor de otros de manera discreta y sin que alguien más se entere. Estas actividades dejarán marcas imborrables en el corazón de tus hijos.
9. Enseña el valor del trabajo y de la vida providente
¿Qué tiene que ver el trabajo con la espiritualidad? ¡Muchísimo! El trabajo ennoblece el alma, moldea el carácter y nos permite vivir y tener los medios para alimentar a quienes amamos. Cuando trabajamos nos volvemos instrumentos útiles en las manos de Dios para bendecir y cuidar de otros.
10. Fomenta todo aquello que enaltece el espíritu humano
El espíritu de Dios y su influencia se desarrolla mucho mejor cuando estamos en sintonía con Él. Mantén tu hogar lleno de buenas influencias, de cosas bellas y refinadas. Acostumbra a tus hijos al orden y a la limpieza, a las buenas palabras, al trato amable, la alegría y todo lo que les anime a ser mejores personas y una familia más unida.
Para ello, te invito a leer este gran artículo: ¿Eres madre o padre? ¡Fortalece tu espíritu!