4 verdades de la mujer que trabaja en casa

Existen muchas ideas acerca de las mujeres que nos quedamos en casa a trabajar, aquí las verdades y no los mitos.

Denhi Chaney

No cabe duda que como madres buscamos hacer lo que es mejor para nuestros pequeños; sin embargo, aun con nuestras mejores intenciones siempre habrá alguien que nos critica y nos hace sentir mal en nuestro rol. Es una realidad que existe una guerra entre madres en donde las diferencias de opinión se convierten en horribles peleas en donde cada lado critica al otro, y no nos apoyamos en nuestros esfuerzos. Un lado de esta guerra son los constantes argumentos entre las madres que trabajan fuera de casa y aquellas que se quedan en ella.

Existen muchos mitos acerca de las mujeres que se quedan en casa. Entre estos están aquellos que dicen que “no hacemos nada”, que “estamos aburridas”, que “no trabajamos tanto como las mujeres que trabajan fuera de casa”, que “somos flojas”, que “no tenemos aspiraciones”, o que simplemente somos inferiores a las mamás que trabajan fuera de las paredes de su casa. Este no es un artículo para criticar a las mamás que trabajan sino uno en donde se busca apoyar a aquellas que no lo hacen; se trata de compartir cuál es la realidad de las madres que están en casa. Por ello, te invito a ver de nuevo este vídeo: La hermandad de la maternidad.

1. Sí trabajamos, y mucho

Es una mentira decir que cuando nos quedamos en casa “no hacemos nada”. Al contrario, cualquier persona que hace su mejor esfuerzo como madre te va a decir que trabaja todo el día. Es el hecho de cuidarlos físicamente: darles de comer, cambiarlos de ropa, darles un baño, ponerlos a dormir, cambiar pañales, etcétera. Así como también el aspecto emocional: leerles libros, jugar con ellos, disciplinar, enseñar, entretener, educar, entre muchas otras cosas. Todo el día es trabajo, y trabajo arduo.

2. Tenemos enormes aspiraciones

Me cuesta mucho trabajo escuchar a mamás que dicen “solo soy una mamá”. Ningún trabajo, por más bueno que sea para el mundo, es igual de importante que criar personas que en un futuro serán responsables, buenos ciudadanos y excelentes futuros padres y madres. El intentar hacer esto con una personita es una gran aspiración, querer educar hijos buenos que no se desvíen de sus enseñanzas aun cuando sean adultos.

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3. Es lo más difícil de este mundo

Te puedo decir que el educar a mis hijos es sin duda una de las cosas más difíciles que he tenido y que tengo que hacer diariamente. No es fácil quedarse en casa y que todo el día, todos los días, estés enseñando, y sí, disciplinando también. Requiere de mucha energía física, mental y emocional hacer un buen trabajo en educar, ya que no se trata de castigar —eso lo puede hacer cualquiera— pero el arte de enseñar responsabilidad y obediencia es completamente distinto y mucho más laborioso.

4. No tenemos un descanso

Aunque muchas personas nos juzguen como “flojas”, la realidad es que no tenemos un descanso durante el día hasta que los hijos se han ido a dormir, y eso asumiendo que no tenemos montañas de ropa por doblar. Los hijos, especialmente cuando están pequeños, requieren de atención y cuidado constante.

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Es tiempo de educar a las personas que nos juzgan sin saber realmente qué es lo que hacemos cuando estamos en casa. Es tiempo de valorar el enorme esfuerzo que se requiere de cualquier madre que cuida y educa a sus hijos todos los días, a todas horas. Y es también tiempo que como madres nos demos nuestro lugar y jamás digamos que somos “solo una madre”, ya que el título de madre merece respeto, amor, y agradecimiento.

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Denhi Chaney

Denhi Chaney es egresada de la Universidad de Brigham Young con maestría en Terapia de Matrimonio y Familiar. Denhi también es esposa y madre de un niño. Puedes contactarla en .