¿Eres un buen padre, o solo un buen proveedor?
Hoy en día, es común que los padres se preocupen en exceso por proveer a sus hijos de todo cuanto necesitan, en el plano material. Sin embargo, ¿ser un buen proveedor te convierte en un buen padre?
Sandra Díaz
¡Ojalá existiera un manual para ser padres! Esta frase la he escuchado muchas veces a lo largo de mi vida, y la verdad es que sería algo maravilloso poder contar con las instrucciones necesarias para poder criar a los hijos, saber qué hacer, cómo hacerlo y que sea en el momento justo. Pero, lamentablemente, eso no es posible: todos los padres aprenden a serlo en el camino.
Pero, ¿qué significa ser padres? Ser padres conlleva una gran responsabilidad. Si eres religioso coincidirás conmigo en que Dios ha designado a tu cuidado la vida de un pequeño ser humano, lo cual implica una enorme responsabilidad, difícil de asumir con éxito. Son los padres quienes deben aprender a diferenciar los tipos de llanto de los pequeños, que en los primeros meses constituyen casi la única forma de comunicación que tiene un bebé. Pero eso solamente es el principio, ya que a medida que van creciendo, las responsabilidades aumentan. Entre ellas, está enseñarles buenas costumbres, ayudarles a convertirse en personas autónomas y a reconocer sus capacidades y límites.
En suma, ser padres significa querer dar lo mejor de lo mejor a los hijos. Es desear que sean mejores y más felices que ellos mismos, sus padres. Esta tarea requiere de constantes aprendizajes. Unos pueden ser por recepción pero la mayoría de éstos son por descubrimiento. Hay que tener en cuenta muchos aspectos para la educación y formación de un hijo, pero lo más importante de esto es tener presente que la experiencia será la que nos ayuda a ir perfeccionándonos y ser mejores día con día.
¿Buenos padres o solo buenos proveedores?
Esta función de dar lo mejor de sí a los hijos con frecuencia deriva en un problema cuando los hijos crecen: llegan a pensar y sentir que es obligación de sus padres darles todo cuanto necesitan, desean, piden. A continuación te presento un par de errores que podrías estar cometiendo y que —a los ojos de tus hijos— pueden convertirte en un buen proveedor, pero no en un buen padre.
1. La felicidad no está en las cosas materiales
Muchas veces, pensamos que si se procura a los hijos de todas las cosas materiales que desean y necesitan, será suficiente para que ellos sean felices. La verdad es que no: se sentirán bien por un momento, porque no les falta nada material, pero este bienestar pasajero puede ocultar vacíos: de afecto, de tiempo, de límites.
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2. Los regalos no son equivalentes al amor
Al hablar de amor, tratemos de agrupar varios aspectos que son muy importantes en la vida del ser humano; entre ellos tenemos la comunicación, demostraciones de cariño, paciencia, apoyo, tolerancia, confianza, comprensión, dedicación, entre otros.
Cuando los padres se vuelven más proveedores que padres, los hijos no tienen otra salida más que buscar amor en otras personas, o asumir que lo material es equivalente al amor paterno. Esto puede poner en riesgo a los hijos, pues los expone a personas que podrían aprovechar esa percepción distorsionada del amor, para hacerles algún daño.
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Entonces, ¿proveer es malo?
Claro que no. Con todo lo anterior no quiero decir que lo material no sea importante o necesario, sencillamente hay que comprender que ser proveedor para los hijos es solo una parte de ser buenos padres. Lo material y la educación amorosa tienen que ir unidos para así educar de la forma más adecuada a los hijos. Algunas ideas que pueden ayudarte a ser padre y no solamente proveedor, son las siguientes:
Escuchar
Estar dispuestos a escuchar a los hijos, siempre con interés, cariño y mucha paciencia. Recuerda que el respeto es un elemento fundamental para una buena comunicación.
Proteger
Cuidar de los hijos implica consentir, proteger y también regañar cuando es preciso. Recuerda que no hay que sobreproteger, o terminarás haciendo más daño que bien.
Expresar amor
Aprovechar todos los momentos apropiados para abrazarlos y decirles cuánto se les ama.
Corregir y educar
Inculcar actitudes positivas en los hijos, enseñarles que pueden equivocarse, pero que de los errores también se aprende.
Confianza
Establecer con los hijos una relación de confianza tal, que cuando exista un problema, no duden en recurrir a sus padres.
Finalmente, recuerda que no hay recetas para ser padres: solo podemos aprender a serlo en el camino, acertando, equivocándonos y cambiando de rumbo cada que sea necesario.
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