El signo de nuestro siglo: ser padre (y víctima) de hijos adolescentes

La humanidad cambia en cada generación. ¿Puedes imaginarte cómo será el mundo cuando los jóvenes de ahora sean abuelos?

Oscar Pech

Nos cuenta Diana Solórzano, conductora del programa de radio Lugar común, la siguiente experiencia:

Tuve a bien ir a un centro comercial y por lo visto es un gran lugar para ir de compras con tus niños. Por supuesto yo estaba del lado de los pobres padres y me dieron ganas de gritarles a varios de esos hijos pedantes. Me sentí igual a una tía que decía que, no sabía por qué, cada que veía niños en la calle les quería pegar.

Teléfonos celulares

Vi a un pobre señor tratando de comprarle uno a su hijo, el muchacho traía cara de que lo estaban llevando a la cárcel, no podía estar más serio y más majadero. A cada pregunta contestaba con un “mmmm”…o bien un “mmmjjjmmm”, y por supuesto dos o tres: “odio ese color”, “ese es el plan que no quiero”, “¿qué te cuesta comprarme el nuevo IPhone?” “el mío ya no sirve”, y el señor dando explicaciones interminables, bueno, acabó diciéndole cuánto ganaba y por qué no podía tal o cual plan. ¡Ah, pues ni así! El joven le dijo que cambiara de chamba o que trabajara más. Insensible, sangrón y con cara de que jamás le iban a dar gusto.

Tienda de ropa de mujer

Una pobre señora señalaba algún pantalón o blusa y acto seguido la hija le soltaba un: “si ya sabes que odio todo lo que te gusta a ti, ¿porque me sigues enseñando ropa?”,” bueno”, decía la pobre mamá, “es que se me hizo que te quedaría muy bonito”, y la odiosa: “ya sabes que odio mi cuerpo, y además esa ropa no se le ve bien a nadie, para que no te la vayas a comprar ni para ti, ¿eh?”…y la progenitora caía otra vez en un resignado silencio. A otra de plano le dijeron: “tú espérame afuera y yo te aviso para que vayas a pagar a la caja”.

Ah, porque para pagar si estamos los papás. ¡Cómo de que no! Una vez que uno decide ir a una plaza pues hay que llevar dinero, porque son implacables y decididos. Por una parte les damos pena, y por otra no hay forma de complacerlos.

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Sección de comida rápida

Pasé por la parte de comida rápida, ahí me eché otro montón de “conversaciones” a cual más de edificantes: “mamá, si quieres siéntate en otra mesa, yo voy a chatear”, “de una vez te digo que no me gusta la comida de aquí”, “¿porque siempre quieres que coma sano?, déjame, es mi vida”, y miles más, que no pongo porque ustedes que son papás ya se las saben, ¿a poco no? Y lo que de verdad cala es que esa misma persona que nos pone cara de fuchi a todo lo que podemos decir u opinar, en cuanto ve a quién sea, que no sea de la familia cercana, sonríe como uno nunca la ha visto sonreír, educada, simpática y platicadora.

Pero me quedé asustada. Porque la verdad es que sí les tenemos miedo. Los jóvenes de hoy son asertivos, seguros y de mecha muy corta, así que buena suerte a los que estén pasando por esa etapa con sus hijos…

Hasta aquí Diana Solórzano. Ahora permítanme dar mi punto de vista.

Etapas y épocas

Coincido con Diana en que esto es una etapa, sí, pero creo que también es más que eso. Es decir, todos nosotros vivimos “la edad de la punzada”, pero en mi adolescencia (Sí, sé que sueno como viejo, y es porque ya lo soy) era muy diferente vivir la adolescencia: sabíamos de límites. Sabíamos que no teníamos la sartén por el mando: no había quien mandara a sus padres. Así que hablamos de una etapa en la vida de ellos, sí, pero también es una época en la historia de la civilización.

No hace mucho vi dos versiones de una misma película. La segunda es un remake de la primera: The Day The Earth Stood Still. En español, Ultimátum a la tierra (2008, basada en una cinta de 1951). La segunda se ubica en un momento en que nos estamos acabando los recursos naturales del planeta. La primera, en medio del terror en la guerra fría. Y ambas películas son muy serias, muy bien hechas, extraordinariamente bien planteadas.

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Pero me golpeó ver la segunda parte después de haber visto la primera, sobre todo por el personaje del niño, si es que entendí bien ambas películas. En la primera versión, la humanidad puede ser destruida por la carrera armamentista; es un llamado a quitarle el poder absoluto a los gobiernos y a dejar de lado la terrible Guerra Fría; en esta primera versión el personaje del niño representa la pureza: el futuro, lo que hay que salvar en la humanidad.

Ve la juventud, y en ella verás el futuro del planeta

En la segunda versión no son los gobiernos: somos la humanidad quienes nos estamos acabando al planeta, pero aquí el personaje del niño es un símbolo de todos los males de la humanidad en nuestro siglo. Cada vez que aparece el niño en pantalla, nos muestra un defecto de esta generación de jóvenes. Te los enumero por si ves la película, junto con enlaces a diferentes artículos que pueden ayudarte a lidiar con ese asunto en tus hijos: orgullo, despotismo, egocentrismo, indolencia, violencia, frivolidad, egoísmo, desobediencia, altanería, intolerancia, deslealtad, cobardía, debilidad, constante insatisfacción, falta de resiliencia

Es terrible que cada vez que aparece el niño no vemos una parodia o una caricatura: vemos a los desagradables jóvenes que nos describe Diana arriba; presenciamos cuan aberrante se ha vuelto la sociedad actual, porque finalmente el niño que personifica Jaden Smith es eso: es el fruto de una humanidad que está continuamente pegada a una pantalla y que ha olvidado cómo vivir en el planeta y convivir en sociedad.

Por supuesto, el mensaje que nos da la cinta es la necesidad urgente de cambiar el rumbo de la sociedad y la manera en que estamos criando a nuestros hijos: “Estamos al borde de la destrucción, pero hasta que no están en el límite, las personas no se ven obligadas a cambiar. Solo en el precipicio evolucionamos…”

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Oscar Pech

Oscar Pech ha dedicado su vida a la enseñanza, la lectura, la escritura y la capacitación en diferentes partes de la República mexicana. Es una persona profundamente comprometida con la familia y los valores morales.