Escribir para sanar
Escribir es una forma sencilla de mitigar el dolor, vencer los miedos y arriesgarte a soñar. Confía que dentro de ti, hay una musa que desea ser escuchada.
Marta Martínez Aguirre
Tres palabras que poderosas que comienzan con un trozo de papel, un deseo y algunas heridas: “Había una vez…”
Me has vuelto a escribir, contándome tu dolor y me dices que no tienes los medios para ir a terapia. Quizás esta sea una primer herramienta, porque desde siempre, escribir ha sido La herramienta terapéutica por excelencia.
Los grandes escritores han sanado sus heridas, escribiendo sus obras, Mario Vargas Llosa cuenta que para él escribir a escondidas en su niñez fue una manera de resistir la adversidad, Borges pudo superar un insomnio al escribir “Funes el memorioso”, Isabel Allende superó la muerte de su hija al escribir “Paula” y podría seguir con una lista interminable de escritores de todos los tiempos que han recurrido a este sencillo remedio.
Quizás te digas a ti misma: “Pero yo no tengo talento”. Eso no importa, porque no se trata que escribas para ser nominada al premio Nobel de Literatura, sino que uses la escritura como forma de sanar tu tristeza, superar tus obstáculos y animarte a brillar.
Nada más acertado que las palabras de Hemingway: “Escribe inflexible y directo sobre lo que te duele y verás claro entre las tinieblas”, para animarte a empezar. Escribe sobre tus preocupaciones, tus sentimientos y tus sueños, toma lápiz y papel y deja que el corazón dicte las palabras.
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El psicólogo James Pennebaker, profesor de la Universidad de Texas, ha estado realizando investigaciones sobre el efecto terapéutico de la escritura por el término de más de treinta años. Sus hallazgos revelan que el simple hecho de escribir puede aportarte cuantiosos beneficios.
Él plantea que escribir tiene su efecto sanador, porque te permite acceder a lugares del inconsciente que con una terapia convencional quizás no puedas llegar, lo cual te ayuda a reducir el estrés mental, fortalece tu sistema inmunológico y refuerza tu autoestima.
Hoy te invito a comenzar este 2016 con un diario terapéutico, un lugar donde puedas confesarte, explayarte sin temores y puedas recorrer tu interior en busca de salud.
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Manos a la obra
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Compra un cuaderno, lápiz de escribir y de colores, el cuaderno debe ser grande para que puedas incluir imágenes, dibujos, y todo lo que quieras atesorar.
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Olvida la ortografía, la gramática y el pluscuamperfecto. Dedícate a escribir tal como te sientes, sin buscar artilugios literarios o queriendo impresionar, escribe sin perder la espontaneidad, incluso escribe esas palabras que en público no dices, pero que están atascadas en tu boca. Sé creativa: dibuja si no encuentras cómo expresar tus emociones, haz un collage con hojas de revistas, y —sobre todo— no censures tus escritos. Recuerda que es un cuaderno terapéutico, no un bosquejo para una editorial. Por lo tanto, permítete expresar de forma libre lo que guardas en tu interior.
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Busca un momento del día y un lugar en el que no vayas a ser importunada, ni interrumpida.
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Escribe con regularidad, por un tiempo mínimo de media hora, registra lo que te ha movilizado, lo que te ha sorprendido, lo que has recordado. No dejes pasar mucho tiempo entre un registro y otro, lo más recomendable es no dejar pasar una semana.
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Si estás asistiendo a terapia, registra aquello que creas importante comentarle a tu terapeuta, si estás trabajando sola en ti, escribe sobre acontecimientos del aquí y ahora que puedas solucionar.
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Escribe en positivo, y en tiempo presente, teniendo en cuenta tu entorno y tu situación, por ejemplo si quieres adelgazar, sustituye “me siento gorda”, por “quiero mejorar mi imagen externa”.
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Escribe a partir de ti, y no sobre ti, utilizando la primera persona del singular, por ejemplo “yo siento tristeza cuando veo que mis hijos…” en vez de “mis hijos me generan tristeza”. Transforma el lenguaje en personal y asume tus responsabilidades en el asunto. Cuando relatas que eres tú quien se enoja, ya comenzaste a luchar con ese sentimiento.
Escribir es una forma sencilla de mitigar el dolor, vencer los miedos y arriesgarte a soñar. Confía que dentro de ti, hay una musa que desea ser escuchada. Finalmente, te invito a leer este artículo.