Si vas a discutir con tu esposo, mejor usa estas 5 estrategias
¡Discutir con tu esposo nunca volverá a ser lo mismo cuando termines de leer esto!
Mariel Reimann
Las discusiones de parejas son a lo mejor las más complicadas para resolver en el mundo de las diferencias de opiniones. Si discutimos con alguien en el trabajo y las cosas se salen de control, le puedes decir a tu jefe y si te peleas con un amigo, lo puedes dejar de ver hasta que se les pase a los dos, pero cuando te peleas con tu pareja, las cosas pueden ponerse color hormiga.
El dinero, el tiempo que no pasan juntos, la visita de tu suegra, las inseguridades, los niños, la vecina, los platos sucios, la comida, la casa, las goteras del techo, la ropa en el suelo, las cuentas sin pagar, los ronquidos, la tapa del inodoro, y una lista sin fin. Por eso es importante que sepas que hay formas y formas de discutir, y que si sigues estos 5 consejos, los dos saldrán ganando.
Somos de sangre caliente, la pasión fluye en nuestras venas en todos los aspectos de nuestras vidas. Un gol no es un gol, es un grito de victoria, un penal es un grito de guerra, las novelas nos hacen llorar y odiamos a la antagonista, y cuando discutimos, lo hacemos con esa misma pasión. Esta pasión a la hora de discutir con tu pareja te puede llevar, no solo, a destruir tu relación sino que puedes causar cicatrices que pueden ser muy difíciles de sanar.
¿Qué debes hacer?
1. Respira profundo
Las peores decisiones de la historia del mundo se han tomado en un momento en donde la pasión dominó al ser. La pasión es irracional, y estoy segura de que si te pones a pensar en discusiones previas, encontrarás al menos una cosa que no te hubiera gustado haberle dicho a tu pareja.
Si algo te molesta, te duele o es un tema que piensas que causará un conflicto en tu relación, respira, saca la pasión de adentro y racionaliza lo que quieres decir. Te sorprenderá ver cómo el solo hecho de respirar profundo antes de comenzar una discusión, le dará a tu cerebro la oportunidad de pensar, y de separarse de la ira impulsada por la pasión que sientes en ese momento, dándote un panorama más realístico.
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2. ¿Es el tiempo y el lugar correcto?
No arruinemos el momento menos oportuno. Estás cansada de pedirle que cuando se bañe coloque la ropa sucia en la cesta para la ropa sucia y no en el piso. Lo hizo otra vez, pero como estabas ocupada no le reprochaste nada, te acuerdas horas más tarde camino a cenar juntos, o justo antes de sentarse a ver una película, y lo traes a colación.
No tener en cuenta el contexto a la hora de comenzar una discusión puede causar más daño del que podemos predecir. Esto no quiere decir que si consideramos que un tema que nos molesta es importante que sea discutido, que no hay que hacerlo para no arruinar el momento, sino que debemos tratar de encontrar el momento oportuno.
3. No veas a tu pareja como a tu enemigo
Yo peco de hacer esto todo el tiempo, cuando me enojo por algo, inmediatamente me siento como si él lo hubiera hecho a propósito, para herirme, porque no le importo. Aprender que las cosas no son así, me ha tomado mucho tiempo, y constancia. Mi primera reacción es siempre asumir lo peor, y cuando me calmo puedo ver la luz al final del túnel.
Cuando asumimos lo mejor de nuestra pareja antes de ofuscarnos, sin conocer todos los hechos, puede evitar peleas innecesarias. Recuerdo que un día en el que estaba nevando, yo le había pedido a mi esposo que dejara el auto en el garaje para que yo no tuviera que salir en la mañana a limpiarlo antes de ir a trabajar. Cuando salí estaba afuera lleno de nieve, me enojé muchísimo y asumí que no le importaba, para luego tener que tragarme las palabras al encontrar una máquina para hacer ejercicios que yo quería tener y que él me había comprado y escondido en el garaje para sorprenderme.
Relee: Del silencio al monólogo, al diálogo. La importancia de escuchar a tu pareja.
4. Toma la responsabilidad
Si tú fuiste el que tiene la culpa de una discusión entre los dos, no culpes a tu pareja como el responsable de haberte empujado a hacer algo que no hubieras hecho si él no lo hubiese provocado. No nos gusta causar dolor, y por eso tendemos a huir de la culpa.
El problema con esta situación es que termina generando un círculo vicioso en el que cada vez que haces algo mal, sabes que no pagarás las consecuencias porque terminarás dando vuelta las fichas y haciendo que tu pareja se sienta culpable. No hay nada mejor que reconocer cuando nos hemos equivocado, es la única forma de incrementar las posibilidades de no equivocarnos otra vez.
5. No te enfoques sólo en el árbol, trata de ver el bosque
La mayoría de las peleas son originadas por algo pequeño, al que los psicólogos se refieren como el detonante o la punta del iceberg. La ropa en el piso luego de bañarse o el auto afuera del garaje deberían ser situaciones fáciles de resolver. Cuando reaccionamos con tanta pasión acerca de algo tan pequeño, es porque generalmente hay algo más profundo que eso. Sentir que tu pareja no te presta atención o no valora el trabajo que haces en la casa puede ser el verdadero problema detrás de la ropa sucia en el piso.
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Trata de apartar los detonantes del verdadero problema y trabaja con tu pareja para resolver eso. El resto caerá solo en su lugar.