Niños con sobrepeso. 6 reglas para que funcione su dieta

Los niños no tienen la culpa de estar gordos, ellos comen lo que tú, adulto en casa, le pones en la mesa.

Yordy Giraldo

Jorge era un niño con sobrepeso cuando lo conocí. Recuerdo que su padre me presumió lo guapo que era su hijo; y sí, era un niño guapo, aunque su sobrepeso complicaba ver sus enormes ojos casi ocultos por sus mejillas y, además, se mostraba retraído porque no se sentía cómodo con su aspecto frente a sus compañeritos.

Jorge fue puesto a dieta y el médico le recomendó actividad física. Cambiar su rutina no fue miel sobre hojuelas: la tentación de las papitas y las ganas de quedarse a jugar videojuegos eran más tentadoras que las sopas de verduras y los sesenta minutos sobre una cinta para correr. Resulta complicado dejar de hacer lo que nos gusta, y esto es peor cuando se es niño. Los hábitos se llaman así porque son conductas largamente aprendidas y con las que nos sentimos cómodos; someterlos a cambios es un proceso que requiere como primer requisito que estemos convencidos de la necesidad de llevarlos a cabo.

De la unión nace la fuerza, y cuando hablamos de dietas la sentencia también aplica. La solución al problema fue que todos nos sumáramos a su nueva rutina, la comida poco saludable desapareció de los estantes para todos, y en la caminadora contigua corría junto a él su familia. Por supuesto que los resultados no tardaron en llegar, y mientras mejor se sentía y lucía, más dispuesto y animado estaba a continuar con el nuevo estilo de vida. El problema con la mayoría de nosotros es que queremos cambiar nuestra vida, pero no queremos cambiar de vida.

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Por eso si tienes un pequeño —o no tan pequeño— que requiere realizar cambios alimenticios para salvaguardar su salud, te comparto algunos consejos que son tan importantes para lograr el éxito como la nutrición misma.

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1. No lo excluyas

Mejor como familia únanse alrededor de este propósito. Y no lo hagas sentir culpable diciéndole que no puede comer lo que le gusta porque está gordo. Hazlo consciente de que estos cambios son necesarios para mejorar su salud.

2. Procura hacer un menú saludable y variado

Pero también que incluya ingredientes con los que se sientan a gusto. Lo peor que puedes hacer es obligarle a comer cosas que no le gustan y que sea siempre lo mismo.

3. Elimina los refrescos o jugos procesados

Opta por el agua simple o de sabor, pero con poco o nada de azúcar. Es increíble la cantidad de calorías que sumas a tu dieta con los refrescos.

4. No lo hagas pasar hambre

Ten a la mano siempre un refrigerio y que las comidas sean en horarios específicos. No tengas en casa tentaciones, si no lo tienes no lo comes, así de fácil.

5. Aplica las mismas reglas alimenticias para todos

No hay nada peor que pedir a alguien que deje de hacer algo que le gusta y, encima, torturarlo viendo cómo otros siguen haciéndolo.

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6. Incluyan actividad física diaria

No tiene que ser necesariamente un gimnasio; patinar en el parque, pasear a la mascota o un paseo después de comer pueden ser buenas opciones.

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La alimentación es cada vez más un tema recurrente cuando hablamos de salud; en primer lugar porque nuestro cuerpo se nutre de lo que comemos. En segundo, porque el sobrepeso y la desnutrición son causas primarias de muerte debido a las enfermedades que provoca. En el caso de los menores, ellos no tienen la culpa, los niños comen lo que los padres le ponen en la mesa.

La infancia es una etapa de formación; si educas a tu hijo a ser cuidadoso con la manera en que trata a su cuerpo no sólo será alguien que coma adecuadamente, sino que evite vicios y conductas que lo afecten como persona. Comer bien es vivir bien, no hay magia, la buena nutrición es el secreto.

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Yordy Giraldo

Yordanka Pérez Giraldo, Cubana de nacimiento, mexicana por elección.