Por qué necesitas meditar para ser sana y feliz (especialmente si cargas una vida en tu vientre)
El meditar no es algo raro, ni algo que solo hacen aquellos que son religiosos. El meditar lo hace quien quiere tener una mente sana y una vida feliz.
Denhi Chaney
Vivimos en una cultura en donde todo parece que pasa a alta velocidad. Desde nuestros autos, hasta programas de televisión, microondas, y aparatos electrónicos. Todo parece estar hecho para no perder el tiempo y aprovechar cada segundo. El problema es que en realidad no aprovechamos cada segundo. ¿Te ha pasado que empiezas a comer y antes de que te des cuenta ya terminaste y no recuerdas haberte comido nada, o hasta se te olvida que acabaste de comer? Con tantos problemas emocionales y físicos, creo que es tiempo de reevaluar la supuesta cultura de ser eficaz y tomarse un tiempo para saborear la vida.
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El meditar hace precisamente eso: te ayuda a bajar de velocidad para que realmente aproveches tu vida y las personas en ella. Ahora, muchos piensan que el meditar requiere tener nuestra mente en blanco. Al contrario, el meditar requiere de tu concentración hacia algo en específico y pensar en ello una y otra vez dirigiendo la mente a esto mismo cuando se distrae. Por ejemplo, una de las formas más sencillas de aprender a meditar es concentrarse en tu respiración; cuando notas que tu mente está pensando en otra cosa, dirigirla gentilmente otra vez a tu respiración. Esta práctica se puede aplicar a muchos otros temas, y es por eso que tiene un efecto tan positivo en tu salud. Aquí te comparto algunas cosas en las que puedes meditar, y cómo eso afecta tu salud.
Medita tu comida
Los índices de obesidad, de adicción a la comida, anorexia, y bulimia entre otros, nos muestran que hemos olvidado tener una buena relación con la comida. Ésta no solo nos mantiene vivos, sino que nos brinda experiencias que están hechas para ser disfrutadas: disfrutar (en vez de devorar) cada bocado, nos llena de gozo y satisfacción. La próxima vez que comas, no mastiques en un dos por tres y te olvides de que comiste. Tómate tu tiempo, investiga con tu paladar las texturas, los sabores y los olores. Esto no solo te ayuda a meditar mejor, sino que te ayuda a tu salud ya que de esta forma tu estomago tiene tiempo de decirlo a tu cerebro que está satisfecho. Cuando comes rápido esto no sucede y terminamos comiendo de más.
Medita tu respiración
Como mencioné antes, una de las formas más fáciles de aprender a meditar, consiste en concentrarte en tu respiración. El hacer esto no solo te ayuda a concentrarte, sino que también te enseña a respirar de la forma correcta: desde el estómago. Deja que éste se infle cuando inhalas. De esa manera, cada ejercicio de inhalar y exhalar te proporcionará una experiencia distinta. El respirar de la forma correcta oxigena tu cuerpo, y el oxígeno es alimento esencial para las neuronas de tu cerebro.
Medita acerca de tus roles
Creo que no existe rol en la vida que valga la pena, que no cueste trabajo. Si estás pasando por un momento difícil como pareja o padre, el meditar te puede ayudar a pensar más claramente y encontrar una solución a tu problema. Esto me ha sido de mucha ayuda cuando tengo un desacuerdo con mi pareja, o cuando tengo que disciplinar a mis hijos; lo que hago es irme a otro cuarto, meditar por dos o tres minutos y luego regresar a la situación. Todas las veces que he hecho esto se ha hecho mucho más fácil controlar mis emociones y pensar con más claridad.
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Medita cuando sea difícil vivir
La vida es difícil, y no cabe duda que es naturaleza humana intentar huir de cada emoción que nos incomoda; pero he ahí el problema. Hemos creado una cultura en donde el sufrir debe de ser evitado, minimizado o exterminado. La meditación nos enseña que el hacer esto nos perjudica, y que en lugar de huir podemos fortalecer nuestros “músculos emocionales” para tener más tolerancia a aquellas emociones que no nos gusta experimentar. Es decir, la meditación no hace que desaparezcan pero sí te ayudan a aumentar tu capacidad de lidiar con ellas. Así que la próxima vez que sientas algo de lo que quieres huir, siéntate y piensa en tal emoción, respira y recuérdate que solo tú puedes permitir que la emoción te haga daño.
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De nuevo: el meditar no quiere decir tener la mente en blanco, ya que como puedes ver requiere de mucho trabajo mental. Y es este mismo trabajo el que hará que tu cerebro se vuelva fuerte, en control, mucho más capaz y, sí, mucho más feliz.